Historia SPORT

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Víctor Valdés, una vida a contracorriente

Víctor Valdés, el día de su presentación y en modo broma: "Quizá me despiden y mi ilusión es seguir mañana"

 Esta fue la curiosa declaración del entrenador del Juvenil del Barça el día que fue presentado / Perform

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Lo anunció el Horta en las redes sin tener nada firmado. Solo la palabra de Valdés. “Me dijo: Presi cuenta conmigo’, y yo le dije: ‘Fenomenal’”. Lo recordaba hoy Paco Carmona, el presidente de este club de Tercera en los micrófonos del programa ‘Qué T’hi Jugues’ de la Ser.

Todo muy Valdés, un tipo de arrebato. De mecha corta. Más intuitivo que académico, dentro y fuera de la portería

“Hemos tenido entrenadores con carácter. Le ofrecemos total independencia en sus decisiones deportivas, va a trabajar a gusto, va a ser también su proyecto y va a demostrar lo que vale”, explicaba Carmona.

Y ahí están las razones de Valdés en otro giro nada convencional de su carrera como entrenador. Así viene siendo desde que dio sus primeros pasos en el Moratalaz juvenil. De ahí pasó al Juvenil A del Barça como una apuesta personal de Bartomeu. El presidente recibió la llamada del exportero y se puso manos a la obra. 

El juvenil parecía una posición ideal para que Valdés fuera creciendo. Todos parecían salir ganando con la apuesta. El presidente, incorporando un personaje muy ligado al mejor Barça de la historia. Y Valdés, con un cargo a dos pasos del banquillo del primer equipo, el gran sueño en el horizonte. 

Pero Víctor nunca fue muy amigo ni del protocolo ni de la corrección política. Y, como jugador, ya dio muestras de no ser siempre muy sensible a la cadena de mando.

El exportero hizo las cosas a su manera y defendió sus ideas hasta el último momento. No sucumbió a la presión de alinear a algunos jugadores. Y tampoco se mostró muy flexible a la hora de aplicar a rajatabla la metodología de otros equipos de las inferiores. 

Una actitud que lo llevó a enfrentarse a Patrick Kluivert, director del fútbol formativo, y a ser destituido a media temporada tras meses sin lograr buenos resultados. Una situación inusual en las inferiores del club. Valdés prefirió mantenerse firme a su ideario, a sabiendas de que podía descarrilarse un tren de esos que solo pasan una vez en la vida. 

Estar en el Barça, a solo un escalón del filial, le acercaba a la élite. Pero fue el de siempre. Para lo bueno y lo malo. Fueron solo unos meses, pero tuvo tiempo de coincidir brevemente con Ansu Fati, que comenzó la pretemporada con el Juvenil A antes de sorprender a todo el mundo con el primer equipo sin pasar por el Barça B.

A todo el mundo menos a Valdés, que vio claro que estaba ante un jugador especial, a pesar de que se perdió el primer encuentro de pretemporada por molestas en el pie.

“Le dije que me enseñara las botas y eran un desastre. El dolor venía de ahí, sólo yo caí en que ese era el motivo. Vi que estaban mal y fuimos a comprar unas nuevas”.

Al siguiente encuentro firmó un doblete  y se salió. “Es fuerte, veloz, es desparpajo puro. Es anarquía en el juego. Es un jugador de élite y eso que viene muy de abajo. Es la perla de La Masia”, explicó cuando Ansu ya era la comidilla del primer equipo. 

En su nueva etapa, Valdés, reanuda su carrera en el fútbol modesto. Lejos de los focos pero con su sello. Tras una infancia defendiendo porterías contra su voluntad, decidió hacer las cosas a su manera