Una Mánchester blaugrana y soleada

La afición del Barça toma Manchester

La afición del Barça toma Manchester / Perform

EFE

Dos enemigos de Mánchester se dieron cita este miércoles en la ciudad del norte de Inglaterra. Uno, el sol, esquivo como pocos en una urbe acostumbrada a la nube y al frío de su hierro industrial. El otro, el aficionado 'Blaugrana' que llega a Old Trafford con la tarea de conquistar un templo inhóspito.

Las multitudes aprovechaban la salida del astro para ocupar la hierba de los Picadilly Gardens. La mayoría de ellos, ajenos a que a escasos metros, cientos de personas llegaban a la central estación de Manchester Picadilly ataviados con bufandas y camisetas del United.

Muchos de ellos tomaban el camino directo a las paradas de tranvía, elemento esencial para llegar al centro del fútbol mundial este miércoles, Old Trafford, donde nunca ganó el Barcelona. "Vivo en Leeds pero he venido hoy para animar al Barcelona", dijo a Efe Roger, un joven aficionado que no se desprendía de su camiseta y bandera Blaugrana.

Mientras los cientos de futboleros turistas se amontonaban en las máquinas para sacar los billetes del tranvía, los más osados optarán por utilizar el autobús, cayendo en la trampa de las autopistas de Mánchester, esas que convierten un trayecto de diez minutos en una hora cuando juega el United.

El sol hacía apacible el viaje y la avenida Warwick, que conduce a Old Trafford, lucía llena de vida y acompañada por los habituales vendedores de bufandas y los que ofrecen comida rápida desde primera hora de la tarde. También hace falta ser osado.

El Manchester, eso sí, dominaba el ambiente. Eran las camisetas de Eric Cantona, Ole Gunnar Solskjaer o incluso Victor Lindelof las que se agolpaban a la entrada de los pubs. Casi costaba avistar a aficionados foráneos.

Los pocos que ya pululaban en las afueras del estadio no dudaban del resultado.

"Ganará el Barcelona, tenemos claro que ganará el Barcelona. Tiene más equipo y está mejor anímicamente. Yo digo un 1-2", expresó Jusep, cuyo hijo, Climent, también aficionado del Barcelona, se aventuró con un 1-3.

El vástago, aun así, guardaba cautela. "El fútbol inglés destaca sobre todo por ser ofensivo. Ellos son muy buenos y en cualquier momento te pueden marcar un gol, sobre todo con los jugadores que tienen tan rápidos como Rashford o Lukaku. En la ida o en la vuelta nos pueden clavar un gol en cualquier momento y nos pueden remontar".

Entre sus palabras se colaba el gentío que aprovechaba las horas de sol para reunirse en los merenderos colocados enfrente de la estatua de Matt Busby, leyenda roja, que preside la cristalera coronada por 'Manchester United'.

Una imagen impensable en cualquier otro de los grandes estadios europeos, merenderos enfrente de un templo.

Pero esto es Old Trafford. "Dos de los mejores equipos del mundo... en Europa en la competición definitiva... y en el Teatro de los Sueños", reza el programa del partido. Poca osadía ahí, es la realidad