Historia SPORT

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Los tres desengaños de Iraola con el Barça

El entrenador del Rayo Vallecano jugó tres finales de Copa ante el equipo azulgrana -dos de ellas como capitán- y perdió las tres

Tras sendas experiencias en Chipte y en el Mirandés, intenta imprimir su sello en Vallecas

Iraola, en la final de Copa de 2009 en Valencia

Iraola, en la final de Copa de 2009 en Valencia / J.M. Arolas

Javier Giraldo

Javier Giraldo

No es difícil imaginar lo que pasó por la cabeza del entrenador del Rayo Vallecano cuando las bolas del sorteo de la Copa del Rey emparejaron a su equipo con el Barça. Andoni Iraola Sagarna (Usurbil, Guipúzcoa, 1982), una institución en la historia reciente del Athletic de Bilbao, estuvo muy cerca de ganar un título como jugador, pero siempre acabó chocando contra el Barça. No una ni dos, sino tres veces; en las tres finales de Copa que jugó –y que perdió- como futbolista, en 2009, 2012 y 2015. Las dos últimas, además, las disputó como capitán del Athletic, pero fueron Xavi en 2012 e Iniesta en 2015 quienes subieron al palco a recoger la Copa. Y justo cuando el Athletic pudo por fin celebrar su primer título en 31 años, la Supercopa de España de 2015 ante el Barça, Iraola ya no estaba. Había abandonado el Athletic unos meses antes.

ADIÓS A BILBAO CON SABOR AMARGO

Su último partido con el Athletic fue precisamente la final de Copa de 2015, disputada en el Camp Nou. Una semana antes se despidió de San Mamés con todos los honores, marcando un gol ante el Villarreal, sacado a hombros por sus compañeros y acompañado de una ruidosa ovación del público. ‘El futbolista que todo lo hace bien’ o ‘Se despide un ‘gentleman’ fueron algunos de los titulares de la prensa al día siguiente. Sus compañeros le pidieron que continuase un año más, pero Iraola prefirió cambiar de aires. Atrás quedaban 510 partidos con la camiseta del Athletic, solo superado por Iribar, Txetxu Rojo y Etxeberria.

Iraola se había iniciado en el Antiguoko de San Sebastián (club que tiene un acuerdo de colaboración con el Athletic) y antes de llegar al primer equipo jugó en el Baskonia, de Tercera división, y el Bilbao Athletic. Fue el jugador soñado por cualquier entrenador: versátil (fue extremo, interior, medio centro, mediapunta y en sus últimos años, a las órdenes de Ernesto Valverde, lateral), con una cierta capacidad goleadora, discreto y líder silencioso. En doce temporadas en el primer equipo del Athletic solo sufrió una expulsión, ante el Valencia. Cuando se enfrentó al Barça en 2004, Ronaldinho dijo de él que era el futbolista que mejor lo había marcado “porque no se conformaba con quitarme el balón, sino que lo convertía en una acción de peligro”.

DE ESTADOS UNIDOS A CHIPRE

Iba para ‘one-club man’, pero aceptó la oferta del New York City, donde jugó una temporada (2015-16) antes de retirarse. Colgadas las botas, asumió la pizarra con una naturalidad asombrosa: volvió al Antiguoko para entrenar al equipo juvenil y pocos meses después le llegó la oportunidad de dar el salto a Chipre, donde entrenó al AEK de Larnaca, al que clasificó para la Europa League y con el que ganó la Supercopa chipriota. Fue destituido en enero de 2019 y seis meses después firmó como entrenador del Mirandés, donde explotó como entrenador de primerísimo nivel.

Llevó al conjunto burgalés a las semifinales de Copa tras eliminar a tres equipos de Primera (Celta, Sevilla y Villarreal) y lo dejó en mitad de tabla, exprimiendo al máximo uno de los presupuestos más escasos del fútbol profesional español. Una temporada en Segunda le sirvió para convertirse en el entrenador más deseado de la categoría: tuvo ofertas de Leganés, Zaragoza y Mallorca pero eligió el Rayo Vallecano, al que mantiene en posiciones de ‘play off’ de ascenso a Primera pese a la difícil situación institucional del club. En realidad, su carrera como entrenador no ha hecho sino despegar: como Xavi en el Barça, algún día acabará entrenando al Athletic. De momento, se medirá por primera vez al Barça sentado en un banquillo.