FC BARCELONA

Tite, el seleccionador que entendió a Neymar

Ney está viviendo su momento más dulce en la Seleçao gracias a la pizarra del técnico milagro de Brasil

Neymar jugará con su selección contra Uruguay y Paraguay

Neymar jugará con su selección contra Uruguay y Paraguay / sport

JOAQUIM PIERA (SAO PAULO)

Mano Menezes lo hizo internacional en agosto 2010, con 18 años, pero se lo creyó demasiado tarde; Luiz Felipe Scolari, en su decrepitud como técnico, intentó montarle sin éxito un equipo a su alrededor que solo funcionó en la Copa de las Confederaciones 2013; con Dunga nunca hubo feeling… y apareció <strong>Tite, que en menos de cuatro meses ha sido capaz de sacar toda la exuberancia futbolística de Neymar.</strong>

El seleccionador milagro de Brasil ha tirado del pozo a la canarinha: ha ganado los seis partidos que ha disputado de eliminatorias sudamericanas para Rusia 2018 –con rivales de nivel como Colombia o Argentina-, ha armonizado un equipo en un tiempo récord dotándole de un sistema de juego y de una identidad colectiva, ha acabado con la baja autoestima y ha creado un ecosistema para que Ney sacase su mejor versión.

La gestión de Tite con el astro blaugrana es para enmarcarla. Tenía un plan y lo ha ejecutado con maestría. Cuando asumió el cargo en junio en lugar de Dunga, anunció en la primera rueda de prensa que iba a despojarlo del brazalete de capitán.

En principio, lo que parecía una degradación en toda regla, en realidad suponía poner los cimientos de una nueva relación. Y, para empeorar el panorama, el técnico gaucho se borró de los JJOO de Río de Janeiro, transfiriendo toda la responsabilidad al blaugrana, la estrella solitaria de la baby canarinha.

Sin capitanía, ahora rotativa, Tite pretendía empujar a Ney fuera del epicentro del huracán mediático, para que se centrase estrictamente en cuestiones deportivas. El oro olímpico y el gesto del barcelonista de dar un paso al lado aceleró la transición.

El nuevo seleccionador habla el lenguaje de los ‘boleiros’ –como se conoce a los futbolistas a Brasil-, y rápidamente supo crea empatía con el blaugrana. Lo mimó, como hace cada uno de los internacionales, se preocupó por sus inquietudes, y se comunica muy asiduamente por Whatsapp.

En este contexto, cabe incluirse el hecho que Ney ahora entre mudo y salga callado de las zonas mixtas. Sus palabras tenían una repercusión exponencial en su país, siendo un foco de polémica por sectores (a veces mayoritarios) que intentan sacar punta de todo. Ahora, solo se habla de fútbol.

Ney se dio cuenta que, esta vez, la Seleçao sí que había caído en buenas manos. La apuesta por un sistema que privilegia el trabajo colectivo a través del orden táctico, claramente lo favorece, ya que puede centrarse en la creación, sin tener que jugar con el retrovisor. Y Neymar está disfrutando como nunca había ocurrido anteriormente cuando se vestía de ‘verdemarelo’. Se le nota feliz y relajado, lo que es fundamental para un jugador que basa todos su fútbol en la creación.

Tite no solo ha montado un mediocampo de gladiadores con Casimiro (ausente los últimos encuentros por lesión), Fernandinho, Paulinho y Renato Augusto, sino que ha tenido la virtud de regalarle a Ney dos compañeros de ataque solventes.

Philippe Coutinho, una debilidad de Tite, por fin, ha contado con continuidad. Y el astro del Liverpool, pretendido por el Barça, ha explotado, formando una dupla de quilates con Ney, que apunta muy alto.

Y arriba, Tite no ha tenido ningún reparo en apostar por un ‘menino prodigio’, como Gabriel Jesus (algún día Robert Fernández tendría que explicar qué ocurrió con él este verano). Al nuevo seleccionador, no le tembló el pulso al asumir el cargo con Brasil fuera de las plazas para Rusia 2018 y entregarle el 9 de Ronaldo a un novato. Y el ‘niño Jesús’, que a partir de enero estará bajo las órdenes de Pep en el City, ha demostrado que tiene madera de crack, marcando cinco goles en seis encuentros.

Tite ha puesto Brasil en dinámica ganadora. Y Neymar marca las diferencias, tirando de galones deportivos. Brasil ha vuelto. Ahora, detrás del crack barcelonista ya no hay un escenario de cartón piedra sino un equipo de verdad.