Riqui Puig: el debate continúa

En Mallorca llegó a los 50 partidos con el primer equipo pero solo ha sifrutado de 14 titularidades

A sus 22 años, y tras cuatro años con los mayores, Riqui sigue generando discursión

Riqui Puig gana el premio al gol de la pretemporada del Barça

Riqui Puig gana el premio al gol de la pretemporada del Barça /

Xavi Torres

Xavi Torres

Ernesto Valverde le dio la alternativa el 5 de diciembre de 2018 en un partido de Copa contra la Cultural Leonesa, pero luego le costó darle minutos. A Quique Setién y a Ronald Koeman les sucedió lo mismo

Y Xavi Hernández ahora, parece no estar muy dispuesto a cambiar esta dinámica: con el nuevo técnico, hasta el partido ante el Mallorca, Riqui apenas había jugado cuatro ratos -97 minutos- en ocho partidos. Las innumerables bajas le dieron la primera titularidad. Estas son nuestras reflexiones.

Traje a medida

En un sistema de 1-4-3-3, Riqui jugó de interior izquierdo en un centro del campo formado por tres jugadores, con Frenkie de Jong por el centro y Nico, por la derecha. Xavi, consciente de las virtudes y defectos de su joven futbolista, trató de agigantar sus opciones con balón y disimular sus hándicaps, sin él.

Todo el mundo es consciente de que Riqui sabe qué hacer cuando tiene el esférico en sus pies. Es hijo de una educación futbolística que coincide con la que trata de transmitir su entrenador actual así que, sin interferencias, todo es más fácil.

Ante el Mallorca, el mensaje de Xavi Hernández a Puig se resume en dos cuestiones básicas que debían desarrollarse siempre en terreno mallorquín: cuando el Barcelona no tenía el balón, la primera presión debía ser suya y cuando el Barça lo recuperaba, debía estar preparado y desmarcado para recibir solo e iniciar el ataque.

Zona caliente

Nos quedamos aquí. Con el Barcelona preparado para atacar, Xavi quiere a Riqui jugando en los tres cuartos de campo, entre la línea de los defensas y la de los centrocampistas rivales. 

Él, mejor que nadie, sabe el daño que un interior puede hacer si recibe el balón en esta zona y encara a los zagueros. El nuevo entrenador está insistiendo mucho en la colocación del jugador catalán ya que su dinamismo y necesidad de estar en contacto con el balón para sentirse útil le llevan a salir de la zona caliente y retrasarse para jugar a la misma altura del medio centro. Ahí está el problema: eso es lo que pretende el entrenador rival: alejar de la frontal del área a los futbolistas que piensan rápido. 

Sus cifras

Lejos del peligro, la calidad de Riqui se hace vistosa pero poco efectiva para el equipo. ¿Saben ustedes cuántos goles ha marcado Riqui con el primer equipo? Uno, ante el Elche, en enero del año pasado. ¿Y saben cuántas asistencias de gol ha dado? Dos, a Messi y Semedo ante el Alavés, en la última jornada de la Liga 2019-20. Un gol y dos asistencias en 50 partidos. 

¿Saben por qué? Porque a menudo los intereses de Riqui -que quiere jugar más atrás para tocar más balón- y los del equipo -que lo necesita más avanzado- no han acabado de converger.

Ningún interior actual puede engañar, con el permiso de don Andrés Iniesta, a quizás el mejor interior que ha dado el fútbol de La Masia. 

Recibir al pie y de cara

Veamos lo que sucedió en Mallorca. Es evidente que a Riqui le gusta recibir al pie y de cara, cerca de sus propios defensas, para sacar el balón jugado. Pero, ¿qué sentido tiene que venga tan atrás si los dos centrales del equipo, Piqué y Eric, son maestros en la materia?

El equipo necesita a los interiores en la zona caliente para dar continuidad a la jugada (por ejemplo, llevando el balón de un lado a otro) a través de la generación de permanentes superioridades. 

En este caso, para entendernos, el equipo necesitaba a Riqui dentro del cuadrado formado por Maffeo -lateral derecho del Mallorca-, Russo -central derecho-, Battaglia -medio centro- y Lee -medio de banda derecha-.

Ante el equipo balear, el Riqui más útil fue el que amenazó situado en el balcón del área para fabricar el chut fuera de Jutglá (minuto 17); para iniciar las acciones de los dos palos de Luuk de Jong (28’ y 29’) y, también, la jugada del gol, con apertura a Mingueza, centro de este y diana del delantero holandés; o en la segunda parte, con un pase atrás a Nico, que chutó alto (53’) y un balón abierto para el centro de Jutglá (58’) que estuvo a punto de finalizar en gol de Piqué.

Dos apuntes más para cerrar este capítulo

El primero: Riqui apenas apareció en 12 acciones en la frontal del área rival. Al Barça le costó mucho hacer llegar ahí el balón en condiciones. Sin duda la ausencia de Sergio penalizó las intenciones ya que las virtudes de Frenkie de Jong apuntan hacia otra dirección. El segundo: cero pases en profundidad hacia cualquiera de los delanteros. Asignatura pendiente.

La pausa necesaria

Xavi quiere a Riqui en la zona donde no muchos jugadores pueden actuar. Es muy difícil atacar en estático y por eso el técnico de Terrassa pide fútbol por los extremos: insistiendo por fuera llegan los espacios por dentro. 

Y en ese momento hace falta pausa, mucha calma con el balón en los pies rodeado de rivales, delicadeza para el último pase o, incluso, para el chut desde fuera el área.

Una buena puesta en escena

En este sentido, la puesta en escena de Riqui Puig fue muy responsable. El jugador de Matadepera apenas perdió tres balones en 90 minutos, solo uno en zona peligrosa (minuto 74), sin consecuencias para Ter Stegen. 

En cambio, se mostró muy comedido en sus intervenciones en el centro del campo, ofreciéndose para encontrar el tercer hombre o apareciendo como tal para asegurar la posesión del balón, elemento clave para el éxito del equipo.

En este sentido, sin duda alertado por la charla de su entrenador, se manifestó excesivamente prudente: solo el 22% de sus pases miraron hacia la portería contraria; el resto, horizontales o para atrás. 

Sin balón, unos mínimos

En esto, hasta que el equipo madure, hay obsesión: el equipo sufre tanto en las transiciones defensivas que, hoy por hoy, el grupo prefiere prevenir que curar.

Sin embargo, con permiso e incluso con perdón, sorprende ver a Riqui ejecutar acciones sin riesgo. Quizás jugador y entrenador hayan profundizado en su conversación en el dónde y el cuándo...

En defensa, es evidente que Riqui no va a correr como Gavi o Nico ni va a saltar como Araujo pero debe ayudar al equipo a recuperar el balón cuando lo pierde. En este sentido, también traje a medida para él. 

Sus obligaciones se centraron en apretar a Russo, central derecho del Mallorca, cuando el equipo de Luís García quería jugar desde atrás, y taponar al medio centro -Battaglia, sobre todo- para que no recibiera el balón en cuanto el conjunto balear le conseguía dar continuidad a la jugada. 

En realidad, dada la poca vocación ofensiva del jugador mallorquinista, a Riqui se le vio poco en terreno azulgrana. Se le anotaron en su casillero dos faltas cometidas, una de las cuales, curiosamente, en la propia frontal en una de sus pocas carreras hacia atrás.

Problemas sin el balón

Los problemas del Barcelona y de Riqui Puig llegaron cuando el equipo perdió el balón. En el Visit Mallorca, más o menos, a partir del minuto 60, en cuanto el partido se comió a Nico, Ilias y Jutglá, acostumbrados a otro ritmo de competición; a jugadores sin minutos, como Mingueza, Luuk de Jong o el propio Puig, o a debutantes en Primera como Álvaro Sanz o Estanis Pedrola. 

El Barça, que sufrió para conservar el 0 a 1, se acordará unos cuantos días de su portero, Marc Ter Stegen, y de su prodigiosa parada con el antebrazo.

¿Tendrá continuidad? La propuesta planteada por Xavi es interesante, incluso en la estrategia, dejando a Riqui lejos del lío, fuera del área. En la ofensiva por ejemplo, en el primer córner a favor, envió el rechazo a las nubes en su único chut contra la portería de Reina. Más deberes para el canterano.

El partido del futbolista catalán fue correcto, sin más. Parece complicado esperar una obra de arte por parte de alguien que apenas ha participado en el 13% de los minutos desde que Xavi habita el banquillo del Camp Nou. 

¿Diez partidos seguidos?

Sin duda, la continuidad por la confianza del entrenador ayuda a crecer. “¿Qué pasaría si a Riqui le dieran diez partidos seguidos, como a tantos y tantos compañeros suyos en el pasado?”, dirán algunos.

“Gavi y Nico no los han necesitado. Con un par demostraron quienes son”, dirán otros. Tampoco ayuda -¡por favor, que se entienda bien el sentido de la afirmación!- que sus acompañantes sobre el césped no fueran Sergio, Ansu, Dembélé, Memphis, Pedri o cualquiera de los jugadores llamados a marcar las diferencias: rodearse de calidad facilita la faena.

¿Qué piensa usted? Con los inminentes regresos de Sergio, Gavi y Pedri, ¿va a tener continuidad en el once titular? ¿Cree que Riqui va a poder sacarse de encima su (parece que consolidado) rol de revulsivo? El debate sigue abierto.