Rakitic-Barça, la historia de un desamor

Gran pase de Rakitic entre líneas para Messi y fabricar así el quinto al Leganés

Gran pase de Rakitic entre líneas para Messi y fabricar así el quinto al Leganés / RFEF

"Me hubiera gustado que hubiera salido alguien del club para decir que Rakitic se quedaba y acabar con los rumores. Quizás el presidente nos está escuchando y lo haga”. Las últimas declaraciones de Ivan Rakitic (en la Cope) no dejan de ser uno de los muchos mensajes que el croata lanza al club a través de los medios de comunicación en los que tanto se prodiga últimamente. Ya lo hizo en diferentes fases de su carrera como para pedir un aumento de sueldo (“Espero un detallito del presidente”, junio de 2018), para marcarle el terreno a De Jong (“Frenkie no viene para ocupar mi puesto porque está ocupado”, mayo de 2019) o para señalar a Valverde (“Es triste ver cómo le quitan el juguete a la niña”, noviembre de 2019).

Rakitic vive momentos extraños como azulgrana porque está a las puertas de un mercado en el que puede salir, a falta de un año para acabar su contrato. Su idea es la de cumplirlo pero <strong>la tensión con los gestores del club va en aumento y las perspectivas de un cambio en su situación en el equipo parecen escasas.</strong>

La secretaría técnica se reunió con él y su agente a inicios de mayo para comunicarle que no estaba negociando con nadie y que no había llegado ninguna oferta por él. Pocas muestras de cariño hacia un jugador que cumple su sexta temporada en el Barcelona y que ha ido perdiendo su aura.

Son diferentes los motivos del paso de ser un jugador clave desde el momento de su llegada de Sevilla (se pagaron 18+3 millones por su traspaso), de ser titular en la final de la Champions de Berlin y de abrir el marcador en ese partido contra la Juventus a ser considerado un problema.

llegada a lo grande

Cuando llegó, Rakitic era importante en ese equipo porque se juntaba el talento y una vitalidad propia de su madurez como futbolista (26 años) con su incansable esfuerzo para tapar agujeros que dejaba una delantera (MSN) a la que le costaba correr atrás para defender. Rakitic se hizo imprescindible con Luis Enrique y todavía más con Ernesto Valverde. Jugaba siempre más de 50 partidos por temporada, más de 3.500 minutos y siempre se movió entre los 5-10 goles y 5-10 asistencias por temporada.

El centrocampista adquirió una madurez que fue clave para que el verano del 2018 fuera con Modric uno de los líderes de la Croacia subcampeona del mundo. Un hecho sin precedentes que le permitió adquirir mayor notoriedad internacional. El PSG, siempre atento a la luz que más brilla, quiso ficharle y presentó una oferta al Barcelona de 90 millones de euros. Una locura para un jugador que en el Barça no decidía partidos. El club quería aceptarla pero Valverde se opuso a su marcha y Rakitic habló con su mujer (Raquel Mauri, un bastión en su vida) y su agente (Arturo Canales) para decidir que  se quedaba: “Soy un privilegiado de vestir la camiseta del Barça. Defender este escudo es lo máximo”, dijo. E  inmediatamente pidió un gesto al club: “Un detalle no vendría mal. Es algo que tendría que llegar pronto”.

El croata firmó su renovación hasta 2021 en febrero de 2019 y se aseguró un salario bruto anual de 7.8000.000 euros, según informaciones publicadas por esas fechas. Con esta cantidad, se convertía en uno de los jugadores mejores pagados de la plantilla, lejos de los que está fuera de la tabla como Messi o Suárez pero en la gama alta.

El principio del fin

La alegría se truncó pronto. Muy pronto. Un detalle que ha acabado rompiendo la relación de amor que tenía con el Barcelona. En mayo de 2019, el equipo viajó a Liverpool y encajó una de las derrotas más dolorosas que se recuerdan en la historia. Quizás solo equiparable a la derrota de la final de la Copa de Europa contra el Steaua. Un mazazo que indignó al barcelonismo por la forma de comportarse de sus jugadores sobre Anfield. Rakitic era uno de los que salió en el once titular. Y el que fue sustituido inmediatamente tras el corner letal de Origi.

La vuelta parecía un funeral para muchos, pero no para todos. El día siguiente, Valverde dio descanso a sus jugadores y Rakitic se puso sus mejores galas, cogió un avión con su esposa y sus dos hijas para ir Sevilla a celebrar la Feria. Se fotografió en la caleta y con José Maria del Nido, el primero que colgó la foto en instagram y que puso en alerta al barcelonismo. Tuvo que borrarla pero ya no borró el daño que Ivan  estaba haciendo al barcelonismo. Le llamaron sus compañeros para preguntarle qué estaba haciendo, le llamó el presidente, el entrenador. No había explicaciones.

El traspié en Liverpool, la edad de muchos jugadores de la plantilla (el croata entre ellos), el poco compromiso con el equipo mostrado por Rakitic en un momento tan complejo para el barcelonismo y la aparición de una estrella como De Jong fueron la sentencia del jugador croata. El Barça fichó a De Jong para dar por finiquitada la etapa de Rakitic. Pese a querer marcarle el terreno, el holandés no se amilanó: “No seré yo quien le diga en qué puesto deba jugar Ivan. A mí me dijeron que estaría en uno de los tres puestos del centro del campo”, le respondió.

Iván pasó de ser un fijo en el equipo a ir jugando a ratos, sin tener continuidad, saliendo del banquillo en su mayoría… hasta el punto actual en el que su futuro queda en entredicho. En enero incluso llegó una oferta de 42 millones de la Juventus que el jugador rechazó, otro detalle que no gustó al club porque se escapaba un ingreso importante.

Hoy, el Barça dice que no negocia con nadie y, según fuentes del club, cree que es el propio jugador el que “fuerza para salir al Sevilla,. Y el club andaluz quiere pagar poco de traspaso. O nada. Por lo que desde los despachos del club se entiende que esta presión que viene haciendo Rakitic parece tener un trasfondo económico.