ARGENTINA

La maldición de Messi en la selección argentina

Existe un maleficio. Tienen razón los jugadores de la Selección Argentina. La generación más brillante de la história del fútbol argentino ha coincidido en el tiempo con el desfalco de los dirigentes del fútbol argentino y de la AFA

La época de Messi en la Selección Argentina coincide con una maldición

La época de Messi en la Selección Argentina coincide con una maldición / sport

Verónica Brunati

Dice Pep Guardiola que esta generación de futbolistas conforman la mejor Selección del Mundo. Razón no le falta. Argentina no se ha alzado con un titulo por detalles, pero ha llegado como ninguna otra selección en el mundo a tres finales de manera consecutiva: Mundial de Brasil 2014, Copa América de Chile 2015 y Copa América Centenario 2016. Al talento hay que ayudarlo con proyectos, con entrenadores capacitados, con respaldo económico, con una organización de fútbol seria.  

Esta generación no ha coincidido con una dirigencia a la altura de su talento. Tampoco en gran parte con entrenadores de jerarquía para estar al frente de la Selección. Sin un proyecto en la selección mayor, la generación de Lionel Messi en la Albiceleste ha sido dirigida por siete entrenadores en diez años con estilos diferentes: José Pekerman, Alfio Basile, Diego Maradona, Checho Batista, Alejandro Sabella, Gerardo Martino.

Esta generación es heredera del mejor proyecto que hubo en selecciones nacionales: con Marcelo Bielsa como cabeza y José Pekerman al frente de los juveniles: trabajo, formación y docencia ese ciclo llenó las vitrinas de AFA de éxitos deportivos.

A Guardiola le preguntaron en Buenos Aires si estaría dispuesto a dirigir a la Albiceleste. Y respondió que no. Que nunca podría dirigir a la Albiceleste por el entramado de pasiones e intereses que encarna la camiseta argentina. Razón no le falta. Y las pruebas están a la vista. La crisis de la AFA no termina de tocar fondo. Intervenida por FIFA y CONMEBOL y por el gobierno de Mauricio Macri, se decidirá solo en 8 días al sucesor de Gerardo Martino; un tiempo que no parece suficiente para reunirse con todos los candidatos y evaluar con seriedad el proyecto de una selección a largo plazo.

En ese contexto, Armando Perez el presidente de la Comisión Normalizadora ya se ha entrevistado con Miguel Russo y Edgardo Bauza. Y a desistido de viajar a Europa para hacer lo mismo con el Cholo Simeone (el mejor entrenador argentino del momento) y con Jorge Sampaoli y Mauricio Pochettino. En el caso de los entrenadores del exterior, haría una ¿teleconferencia¿. Cabe preguntarse porque los entrenadores más prestigiosos del país reciben ese maltrato, de no tener la chance de expresar sus ideas cara a cara. Independientemente de si estarían dispuestos o no a aceptar el cargo, Simeone, un símbolo de la Selección debería por lo menos poder expresar su parecer.

En AFA dicen que no viajan por ¿falta de disponibilidad de agenda¿. Aunque por lo bajo también cuentan que no tienen los medios económicos para hacerlo, algo insólito. Los dirigentes presumen que Simeone y Sampaoli no aceptarían el cargo. Y que sus pretenciones económicas son inaccesibles para la AFA quebrada. Pero no hablaron aún con ellos. Por eso apuntaron los cañones a Russo y a Bauza.

Nadie cuestiona la experiencia de uno u otro entrenador a nivel de clubes. Lo que se cuestiona es cuales son los méritos para dirigir a la Albiceleste.  Sin proyecto se elige un entrenador en 8 días para clasificar a la Selección Argentina al Mundial de Rusia 2018 y seducir a Messi con el retorno a la selección. De proyectos en la selección no se habla. Se busca un entrenador para lograr resultados. El entrenador que asuma será un entrenador de cabotaje para dirigir la mejor selección del mundo según el Ranking FIFA.

Poco les importa a los dirigentes el estilo futbolístico. Tanto Miguel Russo como Edgardo Bauza son entrenadores pragmáticos, defensivos. Nadie tampoco pensó si son los entrenadores a la medida del juego de una selección que deberá reconquistar a Messi para que regrese a ponerse la celeste y blanca y la cinta de capitán.

Si vamos a los pergaminos, Miguel Russo ganó una Copa Libertadores con Boca Juniors en el año 2007. Pero su última conquista fue ascender a Rosario Central a primera división en la temporada 2012/2013. Su última campaña con Velez Sarsfield fue muy floja y se marchó por la puerta de atrás por los malos resultados.

Llama la atención que sea el candidato con más chances, aunque no si se conoce que quienes lo ponderan son los operadores mediáticos del presidente de la República y que Russo trabaja como veedor de la CONMEBOL. Para seducir a los jugadores, al ex entrenador de Velez Sarsfield le sumarán el cuerpo técnico de Alejandro Sabella, al cual los futbolistas de la albiceleste respetan.

Edgardo Bauza ganó dos Copa Libertadores una con Liga de Quito y otra con San Lorenzo de Almagro; la primera en la história de club. Dirige el Sao Paulo de Brasil.  

Ayer se reflotó la chance de Marcelo Bielsa, quien es el candidato de los futbolistas. Lo llamarán mañana. Sabe que tiene el respaldo de Lionel Messi, pero es dudoso que acepte hacerse cargo de la Selección Argentina sino le dan el control total de las selecciónes para llevar adelante su proyecto; algo que parece estar a contramano de las pretenciones del Gobierno Nacional de controlar todos los aspectos del fútbol argentino, no solo la AFA y el negociod de los derechos de televisación.

Tienen razón los futbolistas de la generación de Lionel Messi. Su época en la Selección Argentina coincide con una maldición. El karma del que habló Javier Mascherano después de la fallida final de Chile 2015, no es que la pelota no entre, o que Higuaín falle goles hechos. El karma de esta selección es no contar con el respaldo de un proyecto de elite para la selección nacional, con entrenadores que tengan la jerarquía para liderar a una generaciñon excepcional. La maldición de una mejores generación de futbolistas de la história del fútbol argentino son los dirigentes de la AFA, quienes ponen por delante sus intererses personales y sus aspiraciones de poder por sobre las necesidades del fútbol argentino y de las selecciones argentinas.