Luis Suaréz Miramontes habría querido retirarse en el Barça

Luis Suárez Miramontes

Luis Suárez Miramontes, único balón de oro nacido en España / sport

Joan Trullols

Luis Suárez Miramontes ha repasado su etapa como blaugrana en los días previos a enfrentarse al Inter. El gallego llegó al Barça procedente del Deportivo de la Coruña a la edad de 18 años "haciendo realidad el sueño de su vida"

Suárez recuerda que en esa época la diferencia entre el Barça y el Deportivo era abismal. "El Barça y el Depor de esa época no tenian nada que ver", dijo. "En A Coruña teníamos un único masajista y en Barcelona, en cambio, había masajistas, te preparaban para el baño y la piscina, había peluquero, que te arregla las uñas, los pies ... La dimensión del equipo era una otra que la del Deportivo", señalaba.

'El Arquitecto', vistió la camiseta blaugrana durante 7 temporadas; en las que estuvo a las órdenes de entrenadores como Sandro Puppo, Ferenc Plattko, Domènec Balmanya, Helenio Herrera, Enric Rabassa, Ljubisa Brocic i Enrique Orizaola. Pero el que más le marcó quizá fue HH, Helenio Herrera. El argentino fue quién más tarde acabaría llevándoselo a Milán, lugar donde vive actualmente. 

Repasó los motivos de su marcha. En 1961, tras la final de Copa de Europa perdida en Berna ante el Benfica (2-3) salió de Can Barça para fichar por el Inter de Milán, el próximo rival de los de Valverde en Champions.

¿Sus motivos? La animadversión que recibió por un sector de la afición en forma de pitos. El gallego nunca ha logrado entender porque no la afición empezó a silbarle.

"Se había generado una situación de rivalidad entre Ladislau Kubala y yo que en realidad no existía. Él y yo siempre nos habíamos llevado muy bien pero la gente insistía a silbarme cuando él no jugaba. La cuestión es que yo no ocupaba su lugar al campo. Yo hacía de organizador de juego. Teníamos roles diferentes y, cuando él no jugaba, seguramente era porque Kocsis, Evaristo o Eulogio Martínez, otros grandes jugadores que teníamos en el equipo, eran los que jugaban a su lugar. De hecho, me silbaban también cuando él jugaba", explicaba sorprendido. 

Para Suaréz, el húngaro "era una auténtica leyenda del barcelonismo" y un autentico pionero. "Él llevó en España cosas nuevas que no se habían visto nunca hasta entonces. La protección de la pelota cuando el equipo ganaba, las faltas con efecto por encima de la barrera e incluso los penaltis con parada previa. Después los brasileños inventaron el nombre de paradinha’ pero él ya las hacía a los años 40 antes de que los brasileños. Yo lo admiraba y no entendía por qué el público me silbaba y nos quería enfrentar. Yo no  tenía ninguna culpa", profesó. 

Pieza indiscutible para cada entrenador que pasó por el club, su marcha no tuvo nada que ver con lo deportivo. Por aquel entonces el Barça estaba muy por encima del Inter. Explica que de no haber sido silbado "creo que me habría quedado y me habría acabado retirando al Barça". "Tengo la sensación que al Barça siempre ha habido problemas cuando ha habido más de un líder. Y yo creo que mucho mejor si hay dos, tres o cuatro grandes jugadores que solo uno", apuntó.

En su marcha al conjunto italiano, Helenio Herrera tuvo mucho que ver. El entrenador, que por aquel entonces dirigía al Inter, se aprovechó de la situación que estaba atravesando el gallego con la grada. 

A pesar de irse con un mal sabor de boca tras perder la final de la Copa de Europa de 1961 frente al Benfica por 2-3 en Berna, el gallego explicó que "tuvimos muy mala suerte" y que ganarla "habría sido el colofón perfecto".  

Como jugador del Inter, en su vuelta al Camp Nou volvió a ser muy silbado; esta vez para su sorpresa. Respondió con un corte de mangas. Reconoce que sobre aquella acción se siente arrepentido. "Ahora me arrepiento de aquel gesto. No se debe hacer",advirtió.

Posteriormente, en octubre del 1968 y tras varios enfrentamientos contra el Barça, volvió para disputar el partido de homenaje de su compañero Sandor Kocsis. "Aquel día cualquier detalle mío venía acompañado de una ovación enorme. Creo que la afición del Barça ya se había dado cuenta del error que había cometido conmigo.", reconoció. 

Su Balón de Oro ganado con el Barça en 1960 está en el museo del club desde que lo cediera en 2015.