A 100 días de la gran decisión sobre el futuro de Leo Messi

Messi ha recuperado la felicidad compitiendo y ha encontrado en Koeman un cómplice

Laporta tiene el reto de tentarlo con un proyecto para ganar la Champions y un contrato a su altura

¿Seguirá Leo Messi en el FC Barcelona? Quedan 100 días para la gran decisión

¿Seguirá Leo Messi en el FC Barcelona? Quedan 100 días para la gran decisión / Marta Fernández

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Puede ser que Messi haya sido siempre más argentino de lo que los propios argentinos creían. Puede ser que, detrás de esa imagen de sobriedad, se escondan emociones a flor de piel y pequeños estallidos imprevisibles. 

Ya de pequeño, siendo tan reservado, era difícil de descifrar. Ya entonces sus silencios explicaban tantas cosas como sus arrebatos, que también los tenía cuando se frustraba. Hace unos meses le confesó a Jordi Évole que le cuesta expresarse, que se lo queda todo para él. 

“Tendría que haber ido al psicólogo pero no fui nunca. Me cuesta dar el paso incluso sabiendo que lo necesito. Me dijo Antonella que diera el paso, me insiste para que vaya. Me guardo todo y no lo comparto, y nunca di el paso. Yo sé que lo necesito por mi día a día, me haría bien, pero no lo hago”.

Una conducta que explicaría que, cuando explota, lo haga sin reservas como ocurrió este verano con el burofax. Aquello venía de lejos. Primero apareció la duda, luego llegó el malestar y, finalmente el hartazgo. 

Messi

Messi / David Del Pozo

El 2-8 de Lisboa fue solo la constatación de que las cosas se estaban haciendo mal. Pero Messi no solo sentía que el proyecto deportivo se caía a pedazos. También sufría una incomodidad creciente con Bartomeu. 

En varias ocasiones le había trasladado su deseo de irse el pasado verano, pero el entonces presidente le había dado largas. Tampoco hubo sintonía con Abidal, el anterior director deportivo, y la experiencia con Setién terminó de frustrar al argentino.

LA IMPORTANCIA DE MESSI

El técnico explicó en una entrevista a 'El País' la autoexigencia que se impone Messi. Y como eso complica la gestión de deportistas como él comparándolo con Jordan.

“La exigencia tan bestial que hoy existe en el fútbol le ha imbuido a él y a otros muchos que necesitan vencer permanentemente. Pero, claro, para ganar tú no puedes utilizar todo. Es verdad que hay jugadores que no son fáciles de gestionar. Entre ellos Leo”.

Con 33 años hace tiempo que Messi piensa a corto plazo. Lo saben en el Barça, donde siempre ha dejado claro su prioridad para continuar: un proyecto deportivo competitivo.

Messi quiere jugar en un equipo que aspire de verdad a la Champions. Y las últimas temporadas ha sentido que “hoy por hoy no nos alcanza”. 

Esa parte deportiva jugó un papel clave. Como también la esfera privada. La salida de jugadores como Suárez o Vidal supuso, de entrada, perder zona de confort porque formaban parte de su núcleo duro en el vestuario.

Y es en ese contexto, en el pico del enfado de Messi, es cuando aparece Koeman.  

Koeman habla del PSG Barça

Koeman, un cómplice para Messi / sport.es

El técnico va a su casa para reunirse con él. Trata de hacerle sentir clave en su proyecto. Pero no logra convencerlo. Messi anuncia que quiere irse, el conflicto con Bartomeu se hace público y termina quedándose contra su voluntad para evitar un pulso judicial con el club. 

Para que haya terminado festejando ser el jugador con más partidos de la historia del club han tenido que pasar muchas cosas. 

La primera, volver a disfrutar del fútbol. Messi está contento cuando juega siempre, gana, marca goles y se siente bien rodeado. En el banquillo ha encontrado en Koeman un cómplice. Alguien que le esperó. Que le dio confianza cuando no le acompañaba el ánimo

Pero también alguien que ha sabido crearle un contexto propicio para que rinda. El holandés ha buscado propuestas futbolísticas que animen al 10. Empezando por Pedri. 

El jugador canario fue de los primeros en abrir la mente del argentino. Con él surgió una química natural, una forma de visualizar las jugadas similar, una manera de jugar muy ligada a un sentido único del espacio-tiempo.

Lo explica así el periodista y analista de 'Catalunya Ràdio', Ricard Torquemada:

“En los últimos tiempos él miraba con desconfianza a los entrenadores y a alguno de sus compañeros, porque el balón no le llegaba donde le llegaba antes. ¿Qué hacía? Se refugiaba en pequeñas sociedades. Y eso ha sido malo para él y para el Barça. ¿Qué es lo mejor que le está pasando ahora? Que está abriendo la mente y está encontrando nuevas compañías”.  

Sin los automatismos creados con futbolistas como Suárez, Messi ha tenido que recurrir a otros jugadores como Pedri.

Pero no solo él; también ha dado pasos adelantes con otros con los que no terminaba de mezclar como Dembélé o Griezmann

El 3-5-2: Koeman da con la tecla

La apuesta por el 3-5-2 ha ordenado al equipo y ha potenciado a casi todos los futbolistas. El equipo juega más junto, presiona más arriba, recupera antes el balón y eso siempre ha jugado a favor de Messi y Busquets.

Ese cambio de sistema también ha llegado acompañado de una reconstrucción abanderada por futbolistas jóvenes.

Su energía ha contagiado a los veteranos, pero sobre todo ha cambiado la imagen fatalista de futuro que impregnaba el club hace solo unos meses en plena pandemia y crisis de resultados.

La temporada del Barça dejó de ser de transición en el momento que Messi recuperó su efectividad

Messi está teniendo también un peso importante en el encaje de jóvenes como Pedri, Araujo, Mingueza, Dest o Ilaix. El cambio de estado de ánimo de Messi es el cambio de estado de ánimo del club. En cuanto el argentino superó el hastío cambió el ambiente del vestuario. 

Son meses en los que poco a poco va mejorando su rendimiento en el campo. Son partidos en los que a poco recupera su efectividad. Y cuando recupera su nivel el Barça hace un clic competitivo.

La situación del Barça en LaLiga y la Copa no se puede explicar sin la mejor versión posible de un Messi con 33 años. Así vive Koeman su impacto en los partidos.

“Messi es un gigante, menos mal que le tenemos a él. Cuando él entra, nuestro equipo se transforma, sus compañeros se agarran a él, y, en cambio, al rival le entra miedo”.

El gran reto de Laporta es conciliar las pretensiones de Messi con la situación crítica de la masa salarial del primer equipo

Hace solo unos meses todo el mundo daba por descontado que su etapa en el Barça se terminaba este junio.

Pero ahora la sensación es que ha cambiado la tendencia. Sobre todo por gestos tan simbólicos como verle ir a votar junto a su hijo en las elecciones a la presidencia. 

En ese gesto había un compromiso con el futuro del club. También una imagen democrática saludable que convierten al Barça en un club especial. Que el ganador fuera Laporta, el candidato más cercano al argentino, ha contribuido al estado de optimismo.

Laporta, en el acto

Laporta, en un acto / Javi Ferrandiz

Laporta hasta ahora está siendo todo lo Laporta que se podía esperar con el asunto. Y ya en su acto de investidura lanzó un mensaje al argentino, que se encontraba en la tribuna de invitados. 

“Estoy aquí para mandar, para tomar decisiones, para intentar convencer a Leo que se quede, lo que haga estará bien, pero que sepas que el Barça te quiere mucho. Seguro que si el campo estuviera lleno no te querrías ir”.

Laporta sabe que es un gran comunicador. También que se maneja bien en las distancias cortas con los jugadores. Pero sabe que necesitará algo más para que Messi se quede.

Lo primero, un proyecto deportivo convincente y lo segundo un contrato competente. No le será fácil ni hacer grandes fichajes ni hacerle una gran propuesta económica con la situación del club. Pero ha logrado lo más importante: que Messi esté abierto a quedarse.

En realidad, siempre sintió rechazo por la idea de cambiar de aires. Lo vivió de niño, tuvo que alejarse de la familia tras dejar Argentina. Y no quiere que sus hijos vivan el sufrimiento de separase de su entorno.