Lamine Yamal: media hora de 'baile' en el 'infierno' para convertir la irritación en asombro

"Tiene 16 años, lo cuidaremos y lo 'mimaremos', pero trataremos a Lamine Yamal como a uno más". En su primera comparecencia tras el parón de selecciones de principios de septiembre, en el que la joya de la Masia debutó, brilló y marcó con el combinado nacional absoluto español, Xavi Hernández fue muy contundente al ser preguntado por la gestión de los minutos de un futbolista que había sido muy importante en los primeros partidos de la temporada del FC Barcelona.

El 1x1 del Barça ante el Mallorca

Desde entonces, sin embargo, Lamine encadenó tres suplencias consecutivas. No salió de inicio, aunque tuvo minutos, ante Real Betis, Royal Amberes y Celta. El técnico azulgrana siempre ha considerado que la segunda unidad es tan importante como la alineación titular y en las últimas citas había reservado el rol de revulsivo para el desinhibido canterano. Aunque las actuaciones del atacante fueron satisfactorias, su protagonismo se vio relegado a un segundo plano. Algo tan normal como, en cierto modo, incluso positivo.

Muchos esperaban la titularidad de Lamine Yamal en Palma, pero el extremo volvió a empezar el encuentro en el banquillo. Lejos de desmoralizarse, esperó una oportunidad que no le tardó en llegar. La mala primera mitad culé frente a un Mallorca más intenso e inspirado provocó que Xavi le mandara iniciar los ejercicios de calentamiento justo antes de que Muñiz Ruiz señalara el comienzo de la reanudación. Saltó al césped un cuarto de hora después, en el minuto 64, y en menos de media hora convirtió el ‘infierno’ de Son Moix, caldeado con la introducción del ‘Carmina Burana’ y el espectáculo pirotécnico que precedieron al envite, en un dulce concierto de música clásica.

El ‘niño’, tocado por una varita mágica, ‘bailó’ en las tinieblas. Con todos los rivales que se interpusieron en su camino. Provocó un penalti (que el VAR anuló) en su primera acción, fue clave en la jugada del empate del Barça y generó mucho peligro con sus osadas conducciones. Menospreció el ‘miedo escénico’ que los pupilos de Aguirre, espoleados por casi 20.000 almas desde el reformado Son Moix, intentaron instalar en el cuerpo de sus rivales. Como si la presión ambiental no fuera con él. Como si estuviera en uno de los modestos campos de fútbol formativo catalán que le han visto crecer a pasos agigantados durante la última década.

Aplausos en un ambiente antipático

Los aficionados bermellones, hostiles desde el primer hasta el último minuto, no pudieron esconder su asombro en cada muestra de calidad de un 'adolescente' que desafía las leyes de la lógica futbolística cada vez que entra en contacto con el esférico. La admiración siempre acaba pesando más que la irritación. Los cánticos, pitos e insultos contra el Barça de los seguidores que llenaron hasta la bandera Son Moix tuvieron algunos compases de silencio. Fueron cortos, pero realmente impactantes en un contexto de máxima competitividad.

Lamine volvió a liderar el equipo de Xavi en circunstancias adversas, nueva demostración de su increíble personalidad, y dejó muy claro a su míster que está más que preparado para ser de la partida. No había ninguna duda de ello y el propio entrenador vallesano ya le consideraba como a "uno más" de su plantilla, pero contra el Mallorca dio un golpe sobre la mesa y reforzó su candidatura para ser titular frente al Sevilla. Veremos si el cuerpo técnico recoge el guante.