Era Koeman: los motivos del gran cambio
Koeman lidera la reconstrucción apostando por los jóvenes, recuperando a piezas básicas y estimulando a Messi
Para el técnico holandés dejar su sello como entrenador del Barça se ha convertido en una cuestión personal
“Estoy seguro de que hay cosas que pasan porque son dirigidas desde arriba”. Incluso los tipos más racionales sospechan que hay cosas que se escapan a la razón. Incluso Koeman, que no despega los pies del suelo, usó estas palabras para justificar su gran decisión. La de volver al Barça tras varias tentativas fallidas.
La propuesta llegó cuando estrenaba nuevo piso en Pedralbes. El teléfono sonó cuando había decidido con su mujer Bartina pasar más tiempo en Barcelona.
Mientras el Barça perdía 2-8 en Lisboa, Koeman estaba decorando su nueva casa. Las señales estaban ahí, pero también hacía falta un salto al vacío. El club vivía tiempos convulsos. Y en lo personal la salud le había recordado la fragilidad de todo.
En 2019 Bartina tuvo una pequeña recaída de un cáncer de mama. El 3 de mayo de 2020 Koeman fue ingresado por un infarto tras hacer 96 kilómetros en bicicleta. Y finalmente los dos superaron el coronavirus.
Los reveses que ha sufrido en los últimos años le han ayudado a relativizar las cosas y han cambiado su perspectiva
Todo aquello, reconoce el técnico, cambió su perspectiva de las cosas. Lo explica Edwin Winkels, uno de los periodistas holandeses que mejor conoce al técnico.
“Después de todo lo que vivió, cuando apareció la propuesta del Barça pensó: es el momento de coger la oportunidad y no pensar tanto. Era el momento de coger el camino que siempre había querido”.
"Sabía a lo que venía"
Koeman sabía donde se metía y conocía los planes del club. Empezaba una época de cambios con algunas decisiones incómodas como la salida de Suárez.
Contaba con Messi, sabía que el club quería desprenderse de Suárez, y venía a liderar la reconstrucción. Para lograrlo se rodeó de Schreuder y Larsson.
Koeman miró fuera para no desmantelar más el cuerpo técnico de Holanda. Al primero, segundo de Ten Hag en el Ajax, lo había conocido meses antes en Ibiza sin tener aún la oferta del Barça.
Coincidieron en la playa, hubo sintonía y Koeman le dijo que pensaría en él en el futuro. Con Larsson no se conocían, pero comparten representante y al técnico le pareció un perfil interesante para conectar con los jugadores. A los dos les define una tranquilidad que contrasta con la etapa de Setién y sus ayudantes.
Lo primero que detectó Schreuder, analizando al Barça de la temporada pasada, fue que el equipo se caía en las segundas partes. Había un problema físico y de intensidad. Y así se plantearon cambios en los entrenamientos.
Los rondos dejaron de ser el primer ejercicio nada más pisar el césped. Hay sesiones más personalizadas y los jugadores hacen un trabajo extra fuera del horario de entrenamiento.
Es habitual verle a primera hora trabajando en su despacho el día después de viajes de madrugada
También se quiso evitar la sobreinformación, un aspecto que había provocado roces en la etapa anterior.
Recuperar la intensidad en los entrenamientos fue uno de los primeros objetivos que logró el cuerpo técnico. El otro, la confianza del vestuario, se fue logrando con el tiempo.
Empezando por Messi, cuya gestión en los primeros meses exigió ir de puntillas. Sobre todo dándole espacio para recuperar sensaciones reforzando su confianza.
Sintonía con Messi
El argentino valora del técnico que es directo y va de cara. Lo que dice lo cumple y no engaña a nadie.
La química de grupo creció desde el momento que Messi fue sacando la cabeza tras meses de frustración. Pero, hasta ese momento, los resultados no llegaban y Koeman se enrocó en un 4-2-3-1 que no daba resultados.
Son meses en los que la familia de Koeman prefiere no ver los partidos como se explica en el documental 'Força Koeman', que se estrenó en Holanda hace unas semanas.
Son meses en los que el técnico lamenta muchos errores individuales en las dos áreas. Se repiten problemas atrás y se fallan ocasiones que valen puntos. La derrota en casa ante la Juventus supone un punto de inflexión.
Koeman habla con sus futbolistas y termina cediendo a favor de una mayor flexibilidad táctica. Regresa al 4-3-3 tradicional y le gana tiempo al tiempo, porque parte de unos automatismos heredados.
Pero no se queda ahí: prueba también un sistema con tres centrales y dos laterales muy adelantados. Una fórmula que da mayor estructura defensiva al equipo, le permite jugar más junto y presionar mejor.
Koeman ha tratado cuestiones tan sagradas como el estilo con mucha naturalidad. Sin querer ser lo que no es ni aplicar lo que no siente. En su primera temporada ha quedado claro que es menos militante de una idea que Cruyff, pero que comparte con él su interés en integrar cosas del sitio donde va.
Para entender el carácter de Koeman hay que recordar como tiraba los penaltis
“Hay diferentes tipos de holandeses”, explica Winkels. “Los hay como Van Gaal, que se van fuera y esperan que el mundo se adapte a ellos. Y luego hay otros, como Cruyff o Ronald, que tienen sus ideas y las defienden, pero saben que se tienen que adaptar a donde llegan”.
La carrera de Koeman en los banquillos se define por su adaptabilidad y pragmatismo. También en el Barça, donde ha tratado de recuperar y potenciar futbolistas y lo ha logrado en muchos casos. A veces, de forma permanente como De Jong, Pedri o Dembélé. Y, en otros, de manera intermitente como Griezmann.
Cuentan los que le conocen que nunca le había echado tantas horas como entrenador. Que incluso después de viajes de madrugada es habitual verle a primera hora en su despacho al día siguiente. El motivo es que, después de tanto tiempo esperando esta oportunidad, no quiere recriminarse nada en el futuro.
Todos estos cambios llegan en un contexto convulso del club y lleno de contratiempos en forma de lesiones. Koeman hace de la necesidad una virtud y, ante la falta de fichajes, apuesta por los jóvenes.
Es una apuesta valiente y en la que tiene que hacer equilibrios: crear los cimientos del Barça del futuro pero seguir compitiendo. Es un proceso y está a mitad de camino. Pero como buen holandés les resulta natural dar confianza a futbolistas jóvenes.
“Koeman se fija mucho en el carácter y la actitud que tienen. En la cultura holandesa siempre ha sido mucho más habitual dar bola a los jóvenes. Y lo está haciendo cuando todo el mundo hablaba de la sequía de La Masia, y sin poder fichar”, recuerda gente cercana al técnico.
A pesar de la mejora del equipo, la figura de Koeman sigue agitando el debate en algunos sectores. Hay quien sugiere que es el mejor técnico posible para empezar la reconstrucción, pero que hay mejores apuestas para concretar el futuro.
Sus planteamientos y sus intervenciones durante los partidos han sido motivo de sospecha. Pero cuesta más discutirle su generosidad en la reconstrucción. Koeman depende de los resultados pero está invirtiendo en futuro. En los Pedri, Araujo, Ilaix, Mingueza, Ansu y compañía, pero sin perderle la cara a la competición.
El Barça está vivo en LaLiga, tiene final de Copa esperando y frenó la hemorragia en la Champions. Faltan los títulos, pero su mayor victoria ha sido que el culé vuelva a sentir el Barça y crea en el futuro.
Portavoz no oficial
Para entender el carácter de Koeman hay que recordar cómo tiraba los penaltis. También como mantenía la compostura en las peores noches del Dream Team. Esa forma de ser ha hecho que haya sido el mejor portavoz del club en los meses más complicado. Antes de las elecciones, y con el ruido institucional de fondo, supo lanzar un mensaje realista, siempre sereno y sin dramatismos.
En medio del ruido, apuntó: “Ya he dicho varias veces que no me importa ser portavoz, pero soy el entrenador, que es una figura muy importante en un club. Si las cosas deportivas funcionan todo es más fácil. Necesitamos un presidente, no puede ser que estemos así”.
Koeman también ha sido crítico cuando ha hecho falta con la naturalidad del que se sabe un personaje respetado. A veces señalando a un jugador. En otras, lamentando la imagen del club.
Pero en los momentos más difíciles su discurso ha reforzado la imagen del club. Y ahora, con la llegada de Laporta, podrá centrarse en su faceta como entrenador.
El presidente ya lo ha dejado claro en sus primeros días: ha venido para tomar decisiones y no para poner excusas.
Un discurso cien por cien Laporta que ha devuelto vitalidad al club. "La felicidad hay que ir a buscarla", recordó en su investidura.
Y en esa búsqueda está también Koeman. Cuentan en su entorno que los reveses de los los últimos años le han ayudado a relativizar las cosas. Y que la crisis del club no ha logrado desviarle en ningún momento de su gran objetivo.
Lo dice a menudo y se lo cree: quiere ser parte del futuro del Barça. Para Ronald seguir se ha convertido en una cuestión personal.
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