Florentino Pérez acabó muy hundido y duda del proyecto

Florentino Pérez se las presumía felices antes del clásico. Creía haber encontrado el antídoto a la insultante superioridad azulgrana. Incluso, se permitió la licencia de asegurar ante las peñas de la Comunidad de Madrid que iban a ganar durante la cena navideña, horas antes del partido. Pero el presidente blanco iba a comprobar, una vez más, que su Madrid no le puede al Barça. Estuvo correcto durante el choque y felicitó al justo ganador, pero acabó hundido confesando a los más íntimos que no hay nada que hacer. Florentino sabe que lo fió todo a una persona, Mourinho, y este ha sido incapaz de acabar con una hegemonía que se le puede llevar por delante.

Mucha alegría en los prolegómenos del clásico en un palco que se vistió de gala para la ocasión con la presencia de famosos y expolíticos de la talla de José María Aznar o Javier Solana. Hubo deportistas como Rafa Nadal e, incluso, se vio de muy buen humor al seleccionador, Vicente del Bosque, que acudió acompañado de su segundo Toni Grande. Por cierto, no hubo saludo entre Florentino y Del Bosque porque parece que se evitaron.

Pero la imagen de la noche fue la soledad y desolación de Florentino Pérez. No se lo podía creer y no encontraba consuelo alguno entre sus colaboradores y directivos. Se fue casi sin abrir boca y lo poco que dijo iba encaminado a expresar su pesimismo absoluto. Tiene claro que será casi imposible ganar algún título de los grandes mientras el Barça esté en liza y solo confía en que los azulgrana tropiecen en el camino ante algún rival para sacárselos de encima. Y siente que no se han hecho las cosas bien porque la inversión no ha servido para nada. Fue noche de bajón, pero podría tener consecuencias de futuro. Florentino comienza a estar muy cansado.