Arturo Vidal, la explosión de un jugador versátil y con mentalidad ganadora

Víctor García

Con 19 años, Arturo Vidal apuntaba maneras como un defensor de llamativa versatilidad para cubrir distintos puestos en la zaga, pese aún no lograba su eclosión física. En esa época, cercano al año 2006, ya era jugador de Colo Colo (el club más popular de Chile) y se codeaba con las estrellas más consagradas del equipo. Todos identificaban al muchacho como una combinación de talento y mentalidad ganadora, un rasgo distintivo en un país más acostumbrado a los triunfos morales que a levantar trofeos.

En ese club del cual fue hincha toda su vida, Vidal pasó por varios puestos bajo el mando de Claudio Borghi, entrenador argentino que integró el plantel campeón del mundo de México 86 y que años más tarde sería el técnico de la Selección chilena. Dependiendo del rival y del partido, Arturo podía comenzar un duelo como lateral izquierdo en un 4-4-2 y al rato transformarse sin problemas en un stopper, si el dibujo derivaba en un 3-5-2. Como volante y líbero también cumplió, y su perfil polifuncional en el apartado defensivo fue una llave maestra en determinados partidos.

“Si lo enviaban de lateral, Arturo aprovechaba y se descolgaba hacia el campo contrario, pero si necesitaban un stopper de buena marca y muy buen juego aéreo él también podía cumplir esa misión”, recuerda Hugo González, uno de los entrenadores en la fuerzas básicas de Arturo, que en ese momento era apodado por sus compañeros como “Celia”, en honor a la cantante cubana Celia Cruz.

Por cierto, no pasó mucho tiempo hasta que el chico de San Joaquín ganó su primera liga local. Su nombre se hizo popular como uno de los nuevos valores de un Colo Colo que se hizo imparable en el plano local, y que perdió de forma increíble –y en Chile- la final de la Copa Sudamericana ante el Pachuca mexicano. La carismática figura de Vidal comenzó a llamar la atención de los medios de comunicación, mientras que con el primer salario de profesional que recibió remodeló la casa donde creció junto a su madre y sus hermanos.

Salto internacional La convocatoria a la Selección chilena Sub 20 por fin llegó el 2007 y Vidal integró un equipo que se convirtió en la base del plantel que ganó dos Copas América: ahí estaban Alexis Sánchez, el volante defensivo Gary Medel y Mauricio Isla, entre otros. Chile cumplió una histórica actuación con un tercer puesto en el Mundial de la categoría que se jugó en Canadá y Vidal, otra vez, se convirtió en una de las figuras al marcar dos goles. “Arturo era muy especial”, asegura su seleccionador de ese entonces, José Sulantay.

Ese mismo año fue el de su explosión: también debutó con la selección adulta en un amistoso ante Venezuela y disputó su última temporada en Colo Colo.  Desde Europa fijaron sus ojos en Vidal a través de un viejo conocido: el legendario Rudi Völler, quien era director deportivo del Bayer Leverkusen de la Bundesliga alemana. Völler, incluso, viajó a Chile en un par de oportunidades y se obsesionó con Arturo a tal punto que llegó a pagar una cifra récord para un defensa chileno: 8,2 millones de euros por el 70 por ciento de la ficha.

“En dos años más seré el mejor defensa central del mundo. Allá voy a jugar de central por la izquierda. Me voy con fe. Si la oportunidad llega ahora, ¿por qué no iba a irme?. La mentalidad del futbolista chileno tiene que cambiar”, declaró en este entonces Vidal al diario chileno “El Mercurio”. En Alemania la adaptación le costó y la vida en la agreste Levekusen tampoco ayudó mucho a Vidal. Su primer entrenador Michael Skibbe no le dio mucha confianza y lo utilizó en cinco posiciones distintas, la mayoría como defensa. Más tarde llegó al equipo de las aspirinas Bruno Labbadia que lo posicionó en el mediocampo. Con el Chile de Marcelo Bielsa, en tanto, Vidal jugaba como stopper por la izquierda, pero el técnico rosarino no estaba del todo convencido del apego del futbolista a ese rol y muchas veces lo relegó al banquillo. Más tarde, eso sí, se convertiría en pieza clave de la Roja sudamericana.

Heynckes, una figura clave La llegada de Jupp Heynckes fue un factor clave para que Vidal consolidara su adaptación. A Heynckes le cayó en gracia el chileno, con el que además podría comunicarse en español sin inconvenientes. También le encontró la posición: volante mixto encargado de hacer el recorrido junto a Tony Kross, al frente de la sala de máquinas. Mientras otra leyenda del equipo, el consagrado Michael Ballack, le dio su bendición y hasta le cedió la ejecución de los penaltis.

El Leverkusen llegó a la final de la Copa Alemania y Vidal experimentó las dos caras de la moneda: elogios como uno de los mejores mediocentros de la Bundesliga y el nacimiento de su hijo Alonso. Sin embargo, a los meses el niño sufrió una descompensación y terminó en el hospital. El diagnóstico: diabetes tipo 1, lo que lo obligó a Vidal a consultar a doctores para saber qué camino tomar y realizar un tratamiento. Alonso comenzó a utilizar una bomba de insulina que emulaba la función del páncreas. Con la preocupación latente por la salud de su hijo, esta sería otra prueba grande en la vida del internacional chileno.