Ansu Fati y el equipo

El inesperado empate del Barça ante el Espanyol deja, además, malas sensaciones futbolísticas. Tras una buena media hora inicial el equipo exhibió una relajación tan peligrosa como inexplicable

Lo único que no se puede perdonar es la ausencia de trabajo diario

Jordi Cruyff: "¿El futuro? El Barça y Ansu van de la mano"

Jordi Cruyff asegura a SPORT que el Barça confía en recuperar la mejor versión de Ansu Fati / MAITE JIMÉNEZ

Xavi Torres

Xavi Torres

Al Barcelona le costó iniciar el campeonato de Liga en agosto -empató con el Rayo Vallecano a cero- y le ha vuelto a costar arrancar, a finales de diciembre, tras el Mundial de Qatar. En verano el propio Xavi habló de “plantillón” pero el primer partido de Liga evidenció que si el equipo no se exhibe al cien por cien no es lo competitivo que podría parecer. Con los nombres de los futbolistas, el de Lewandowski incluido, al Barça no le da para ganar sin bajar del autocar.

Tras la Copa del Mundo de Messi los de Xavi Hernández recuperaron la Liga como líder y, de nuevo, se crecieron. Pensaron que apretando apenas media hora el acelerador sería suficiente para doblegar a un Espanyol situado a un solo punto del descenso. 

El balón, otra vez, puso las cosas en su sitio. O los jugadores lo dan todo los 90 minutos o el éxito no es posible. Ésta es la realidad del Barcelona 2022-2023.

El ejemplo de Ansu

¿Puede influir en lo físico que 17 jugadores del Barça fueran a Qatar mientras otros descansaban? Seguro que habrá quien ponga el argumento sobre la mesa pero no parece que lo que sucedió el sábado en el Camp Nou tenga que ver con cuestiones físicas. 

El Barça jugó con el marcador y dosificó esfuerzos con argumentos equivocados porque la única manera que tiene de resolver los partidos es exhibiendo la máxima intensidad hasta el último minuto de cada uno de los partidos.

Lo que sí mostró el Mundial es que ninguno de los jugadores del Barcelona es tan determinante como para ganar un partido por sí solo. De hecho, 15 de los 17 se fueron a casa después de haber pasado por la gran cita con más pena que gloria. 

Y los otros dos, Dembélé y Koundé, fueron los titulares más intrascendentes de la Francia subcampeona del mundo. Recuperada la competición doméstica, el barcelonismo espera una reivindicación futbolística de sus jugadores.

Por ejemplo, de Ansu Fati. Xavi Hernández habló en la previa sobre las buenas sensaciones que le estaba transmitiendo su futbolista e incluso se atrevió a darle la titularidad en un partido tan importante como el derbi... pero su rendimiento ante el Espanyol dejó mucho que desear.

Mejor en defensa

Si Xavi destacó en la rueda de prensa posterior al 1 a 1 el trabajo defensivo de Ansu es que algo no acabó de salir bien. Es verdad que apretó a Braithwaite en el minuto 15 hasta hacerle falta; que recibió una tarjeta amarilla por darle un manotazo a Oscar Gil tras una buena recuperación, en el 25; que persiguió una y mil veces al lateral españolista hasta solo permitirle una buena acción ofensiva, y que detuvo el contraataque de Darder con un repliegue inteligente, en el minuto 54. Todo eso es verdad. Y que hizo más faltas -3- de las que recibió -2-, también.

Explicábamos en este periódico en un amplio informe el pasado 26 de septiembre (“El futuro de Ansu Fati”) la situación física y mental del 10 azulgrana tras su rosario de operaciones en la rodilla y su doble lesión en el isquio. 

Los datos del GPS alertaban sobre una situación muscular complicada que le impedía ofrecer algunas de las prestaciones que el cuerpo técnico exige a un delantero. La explosividad necesaria de un jugador como él ponía en riesgo la salud de su bíceps femoral. Hoy el problema no existe; hoy, el problema de Ansu, es otro y, por suerte para él, solo tiene que ver con el balón.

En ataque, poco. Tras las mencionadas lesiones, su nueva puesta en escena no le da para ganar duelos por velocidad. Lewandowski lo lanzó al espacio a los 59 minutos pero Gil le ganó por piernas. Tampoco se sintió cómodo en los duelos de uno contra uno desde su posición de extremo izquierdo, abierto en la banda. En los minutos 22, 39, 57 y 61 evitó el reto y jugó fácil hacia atrás; en el 17 no pudo progresar porque recibió una falta de su marcador y en el 20, ganó un córner. 

Poco bagaje porque salió mal parado en los minutos 25 -en dos acciones-, 33’, 36’ y 41’, en que perdió los duelos directos con el lateral del Espanyol. Y ya se sabe que ante defensas cerradas no superar rivales a través del regate, por ejemplo, penaliza mucho el ataque.

Poco bagaje

Es verdad que su simple presencia genera peligro y que su tendencia a llenar el área para dejar la banda a Jordi Alba provoca muchas dudas en su vigilancia ya que el jugador azulgrana busca siempre los espacios entre el lateral -Gil- y el central -Gómez-. Sin embargo, ante el Espanyol, apenas dos chuts mal dirigidos: una de sus típicas rosquitas -minuto 11- y un remate acrobático tras un centro de Marcos -21’-. 

También se contabilizan dos intentos sin éxito de pases interiores a Lewandowski -37’ y 61’-. Ansu se quedó lejos de cumplir los objetivos y perdió con claridad su duelo con Oscar Gil.

En la línea de los delanteros

Pero si ampliamos el foco veremos que el partido de Raphinha, en el otro extremo, y el de Lewandowski, como delantero centro, también fueron muy malos. 

Y si añadimos las aportaciones de Ferran Torres y Dembélé, que jugaron la última media hora, tampoco encontraremos nada positivo. ¿Puede ser que los cinco delanteros estén en baja forma? No parece una respuesta muy consistente. 

Ansu, como sus compañeros, no estuvo fino para superar de manera individual el férreo planteamiento de Diego Martínez pero, además, hay otro elemento a valorar: el propio juego del Barça.

Ser delantero es muy complicado en el fútbol actual ya que los defensas rivales están preparados como auténticos atletas. 

Si además lo eres del Barcelona, hay que tener una buena lectura del juego, ser muy rápido de movimientos y extraordinariamente preciso en el pase y la definición ya que jugar sin espacios lo enreda todo un poco más. ¿Tienen los delanteros del Barça todas estas cualidades?

La ayuda de los compañeros

Para facilitar su trabajo es necesario que sus compañeros ayuden. ¿Cómo? Los centrocampistas, por ejemplo, circulando el balón mucho más rápido para que les llegue dos segundos antes. 

Eso va a provocar situaciones más favorables de uno contra uno, con marcajes y ayudas más alejadas y defensas enteras menos ordenadas; con desmarques de ruptura por la zona central -excepto los de Gavi, muy escasos en el resto de los jugadores- que generen movimientos en la defensa y espacios para ocupar otros compañeros; con cambios de juego como los que trató de hacer Christensen -4’ y 35’- a Ansu, pero bien hechos; y, también, con paciencia, con mucha paciencia, porque el fútbol de ataque del Barcelona no está organizado para que el balón llegue a la banda y, a continuación, se produzca un centro -24, ante el Espanyol-. Como la portería está en el centro, el objetivo es encontrar los espacios por dentro: fácil de entender, muy dificil de aplicar.

Trabajo, trabajo y trabajo

Eso es. Mucha dedicación. Para Ansu -y la totalidad de la plantilla, que no plantillón- y para el equipo, porque las mejores versiones individuales son necesarias y porque con estos jugadores se antoja absolutamente imprescindible una exhibición coral sin dosificación en el rendimiento, sea cual sea el marcador. Hay tanto camino por recorrer hasta el éxito que, a estas alturas, lo único que no se puede perdonar es la ausencia de trabajo en cada entrenamiento y en cada partido.

Y recordando de donde viene el club y las circunstancias de la confección de esta plantilla y, por supuesto, pensando en el barcelonismo, ojalá el talento de Xavi Hernández, de su cuerpo técnico y de los futbolistas den para lograr el (optimista) objetivo de esta temporada: volver a los títulos.