« Los SUV cabrio serán tendencia»

Walter de Silva, exdirector de diseño de Volkswagen.

Walter de Silva, exdirector de diseño de Volkswagen. / MOTOR

Xavier Pérez

Xavier Pérez

Walter María de Silva, con sus 65 años recién cumplidos, abandonó el pasado año su cargo de director de diseño del grupo Volkswagen para iniciar una nueva etapa en su vida: la de jubilado prematuro. Aunque, evidentemente, como suele suceder, su agenda (ejemplarmente gestionada por su esposa Emmanuelle) está repleta. Además, como latino y apasionado del diseño, no puede estar quieto y ya que no puede diseñar coches ofrece toda la magia de su lápiz al diseño de algo muy peculiar, alejado de las cuatro ruedas. De Silva fue hace unos días el protagonista del cuarto Foro Manolo Doménech. Los jueces españoles del Car of the Year le hicieron entrega del Abrazote de Manolo, el galardón que recuerda a la figura del maestro de periodistas que falleció en el 2013. Aprovechamos su visita para charlar de diseño, de automóviles y del futuro. Sus argumentos bien valen dos entregas.

-A lo largo de su vida profesional, no solo ha creado coches. ¿Qué le gustaría diseñar ahora?

-Todo lo que pueda aportar creatividad en temas de diseño industrial. Mi amante fue Alfa Romeo y mi esposa el grupo Volkswagen... aunque tengo otro amor escondido: los zapatos de señora. Es un sueño que espero cumplir y presentar en el 2017. Viene de familia. Diseñaban zapatos para mujeres y niños, pero con la segunda guerra mundial se paró todo. Crecí entre zapatos. Ahora tengo tiempo, tengo la posibilidad y también muchas ganas. Estoy intentando entrar en este mundo de diseño fashion, de moda, que es dificilísimo y por el que tengo un enorme respeto.  El diseño de zapatos está muy cerca del diseño tridimensional de coches.

-Pues hablemos de coches y del diseño actual. ¿Cree que la globalización perjudica al diseño?

-Lo que es peligroso para el diseño es la globalización del proceso. Muchos diseñadores actuales creen que lo pueden solucionar todo con el ordenador y con las herramientas digitales. Pero si el coche no tiene alma, no tiene éxito. Se me ocurre una larga lista de diseñadores que lo único que tienen de diseñador es el traje. No saben lo que es trazar una línea sobre el papel. Creo que un coche debe tener alma, que lo veas y lo reconozcas. De lujo o básico, siempre debe tener alma, pasión.

-¿A qué se refiere ?

-Hablo de líneas, no de proporciones -habría que hacer una cátedra solo de eso-, que son claramente fruto del ordenador. Hay líneas que no tienen la complejidad, la sofisticación que tiene una línea pensada y trazada. Un gran turismo tiene que transmitir en sus líneas que es un gran turismo, al igual que un city car. Ahora se puede dibujar todo en un ordenador y muchos pueden dibujar del mismo modo un coche de cinco metros que uno de solo tres. Hay una conformidad que viene de un ejercicio aprobado por los ingenieros, porque les crea menos problemas. Un ordenador se rige por parámetros matemáticos y todos los tiempos de producción y creación bajan. Pero no existe sensibilidad. Ahora se tiende a una dirección que yo llamo de confusión total. Dibujas líneas que van y vienen, 10, 20, las que sean, y lo que espera todo el mundo es la sorpresa. «Sorprendente», dicen, «nuevo», aunque sea una mierda. Pero como es sorprendente creen que gusta.

-¿Qué representa para usted el diseño de coches?

-El automóvil, como la arquitectura, tiene reglas de proporciones, de líneas, de superficies, de aerodinámica. Es una disciplina. El instinto del diseñador y el alma del diseñador tienen que salir, tienen que verse. Debes ser innovador, aportar cosas importantes, pero no puedes perder la reconocibilidad del coche. Si la pierdes, estás muerto.

-¿Cual es el diseñador que más le ha impresionado por su talento?

-Con talento hay muchos. Pero el talento para diseñar debe combinarse con el carácter y la disposición a trabajar en equipo. Alejandro Mesonero-Romanos, por ejemplo, maneja muy bien a su equipo en Seat y transfiere el buen gusto al proceso de desarrollo. Tras 43 años como diseñador, sé que el éxito viene no solo por el talento, también por la capacidad de llegar con tus ideas a la calle.

-De todos los prototipos que ha creado en su dilatada trayectoria, ¿con cuáles se quedaría en el garaje?

-Con dos. El Seat Salsa y el Alfa Núvola. El Salsa fue un cambio radical para Seat. Tiene la inspiración que se ha trasladado al Seat León y a los modelos de la marca. El Núvola... Voy a contarle una anécdota. Hemos hablado de digitalización, pues bien, el prototipo del Núvola que presentamos en el salón de París de 1996 era completamente digital. No hicimos ninguna intervención a mano. Fue el primer experimento en Alfa Romeo con parte de la estructura del Fiat Multipla. Todo digital. Esos son los dos coches que tengo en mi garaje. Tal vez tendría otros dos, el Audi Nuvolari y el Lamborghini Egoísta.

-Su labor en el grupo Volkswagen fue enorme. ¿El ritmo era muy exigente?

-Mucho. Era bestial. Vender 10 millones de coches... Olvídense del récord. Imaginen lo que hay que hacer para diseñar coches y llegar a esa cifra. Para distintos países y continentes. Y mi jefe quería verlo todo y yo tenía que verlo todo antes que él. ¡Todo! Hasta el más ligero facelift. Llegué a trabajar a la vez con 350 proyectos, de interior y exterior. Esa era mi vida. Lo importante era aportar argumentos. Era un trabajo con una gran complejidad: una plataforma de la marca Volkswagen que se cruzaba con tres marcas más -Seat, Audi y Skoda-, dos dimensiones y luego con todos los mercados (asiático, europeo, suramericano y norteamericano) y tres dimensiones. Todo tenía que encajar.

-Vamos, que era más romántico diseñar en los años 70-80 que ahora...

-- Absolutamente, sí. Era otra historia. Todo se tocaba con la mano, todo se hacía con sensibilidad, el proceso era muy interesante. Hacías uno, dos o tres coches; ahora estás metido en 350 modelos a la vez.

-¿Cree que el segmento SUV es una moda o ha llegado para quedarse?

-No creo que sea una moda. Para nada. Es un segmento que tiene carácter y arquitectura. Una ergonomía interesante. Se conduce en alto, a la gente le gusta tener aspecto allroad. Es polivalente, algunos tienen una imagen joven. Aunque cuidado con los extremos, los SUV cupé. Los veo un poco arriesgados.

-¿Tienen recorrido los SUV?

-Mucho. Y llegarán los SUV cabrio y serán tendencia, seguro. El cabriolet en sentido normal lo veo flojo en este momento. Un SUV cabrio puede venir, sí. La gente se está acostumbrando a verlos. El problema del SUV cabrio es la funcionalidad. Hay que solucionar el tema de la capota y eso requerirá innovación. Sobre todo en lo referente al techo blando. ¿En qué marcas? De Porsche a Audi o incluso Volkswagen, por qué no. Range Rover está trabajando bien. Con Audi hicimos uno en el 2005 con base Q5 que no tuvo éxito porque no era el momento. No había arraigado el SUV y un cabrio no gustó. Hoy el discurso ha cambiado completamente. Un Q2 en el 2003 o el 2004 era impensable, ahora es posible y está en la calle. Afortunadamente, cambia el mundo y cambia el deseo del cliente.