Christensen es la historia en el Barça de Nadal, Popescu, Márquez, Edmilson…

Xavi ha reconvertido al central danés en medio centro con buenos resultados individuales. El nórdico fue de lo poco salvable ante el Alavés o el Granada.

Christensen defendiendo un centro ante el Granada

Christensen defendiendo un centro ante el Granada / Javi Ferrándiz

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Xavi Hernández es un entrenador en constante búsqueda de soluciones para sacar del atolladero a un equipo, su FC Barcelona, atascado y sin apenas opciones de salir de la dinámica negativa en la que se ha metido. Con la única salida de la Champions ante un Nápoles en peor crisis que los azulgranas, al técnico de Tarrasa le quedan pocas ‘palancas’ que activar. Una de las que parece haber encontrado para intentar inyectar algo de estabilidad a su equipo se llama Andreas Christensen, el último miembro de una estirpe llamativa en el Camp Nou, aquella que convierte a centrales en medio centros.

Xavi ha decidido rehubicar a Christensen como pivote adelantado a la defensa, esto es, una suerte de Sergio Busquets. Y sin ser Sergio Busquets, al internacional danés no le ha ido del todo mal en los partidos en los que ha jugado en esa posición. Al menos no ha desentonado tanto como otros compañeros, que en el actual Barça, no es poca cosa.

Liberador de Gündogan

Ante el Granada, por ejemplo, gestionó el pase con un alto porcentaje de acierto (97%) o, dicho de otra forma, sólo falló uno de los 37 pases que intentó durante los 67’ que estuvo en el césped. Mejores números incluso que los que tuvo ante el Alavés, cuando se estrenó en el puesto. En Vitoria tuvo un acierto del 91% (falló cuatro de los 47 pases que intentó), pero una incidencia mayor de la que dejan entrever los números.

Porque con Christensen jugando en esta posición, Xavi ha logrado liberar de funciones defensivas a Gündogan y De Jong. En el caso del primero se le deja ver merodeando el área con más incidencia que antes, lo que permite que el Barça mejore ofensivamente, aunque en realidad el balance defensivo es el que preocupa a este equipo desangrado. El Barça ha encajado en lo que llevamos de año 12 goles en seis partidos disputados. Sólo el Sevilla, también con doce goles en contra, ha encajado tanto como los culés en Liga en lo que llevamos de 2024.

Todo esto deja al equipo culé alejado, en las apuestas de fútbol de Betfair, de los favoritos a ganar la Champions, la única competición en la que parece tener opciones. Las cuotas les da una probabilidad implícita del 14% seguramente más animado porque su cruce es contra un Nápoles en caída libre, que por el juego azulgrana.

La herencia recibida

Sea como fuere, la solución de Christensen como pivote, aportación positiva de la pizarra de Xavi, no es estrictamente original. Más al contrario. Porque ya anteriormente la historia azulgrana ha tenido otros Christensen, y algunos de alta enjundia. Quizá el caso más llamativo lo comenzó Johan Cruyff, que en los años 90 usó de manera reiterada a Miguel Ángel Nadal, el tío de Rafa Nadal, como medio centro pese a ser un central reconvertido.

Eran tiempos en los que el técnico holandés gustaba cerrar con sólo tres defensas e incluso usando interiores o extremos como laterales. La postura adelantada de Nadal le permitía ganar en juego aéreo y darle un guardaespaldas al que ejercía de pivote. Ahí jugaba Pep Guardiola, aunque el de Santpedor también tuvo días en los que le tocaba defender como central. Famoso fue su marcaje a Butragueño en un clásico disputado en el Bernabéu.

Tras Nadal, hubo otros. Por ejemplo, Popescu, un futbolista rumano acostumbrado a ejercer de central en el Tottenham. Cuando firmó por el FC Barcelona, Johan Cruyff lo empezó a usar alternando ese puesto de central con el de pivote. Fue Bobby Robson, técnico inglés, el que acabó de asentarlo como medio centro para acompañar a Guardiola o a Iván de la Peña. Sólo jugó dos temporadas en el Barça.

Busquets cerró el círculo

Después, hubo otros. Ya en los tiempos modernos, Rafa Márquez, ahora entrenador del Barça Atlètic, o Edmilson, ejercían en ese rol a medio camino entre el central y el pivote defensivo. Una búsqueda del mediocampista perfecto que se acabó con la subida de Sergio Busquets al primer equipo. Desde su irrupción en 2008, hasta su salida reciente, el pasado verano, el catalán se hizo con una posición que apenas necesitó recambio, pero que ahora busca un reemplazo. Ese rol debería ser para Gavi, pero con el sevillano lesionado, toca buscar soluciones, aunque sea en el pasado para hacer de Christensen lo mismo que antes fueron otros centrales azulgranas.