Carvajal sufre la maldición de la temporada imperfecta

Ahora que el lateral derecho del Real Madrid y segundo capitán parecía encontrar regularidad y un gran momento de forma, le persiguen las rojas.

El árbitro expulsó a Carvajal por doble cartulina amarilla

El árbitro expulsó a Carvajal por doble cartulina amarilla / AP

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Dani Carvajal vive en un multiverso plegado sobre la misma realidad. A veces es excelso. Otras veces toca fondo. Y todo en un mismo periodo de tiempo. Sin casi solución de continuidad como si se tratase de una maldición que lo persigue ahora que parecía, por fin, estar encontrando un momento de forma y regularidad que siempre le había faltado desde que el Real Madrid lo repescó de Leverkusen para ser su lateral derecho. De aquello han pasado ya diez años. Una década en la que no ha terminado de encontrar la redondez a su rendimiento. Siempre hay algún pero. Ahora es un color. El rojo de las tarjetas que está viendo con demasiada frecuencia.

Algunas son inexplicables. Seguramente también reprochables. La que lo mandó a la calle en Vallecas es una de ésas. Porque la vio ya en el tiempo de añadido y porque sólo necesitó dos minutos para transformar una primera amarilla por protestar en otra cartulina que mutó su color para ser la primera expulsión del zaguero de Leganés en esta temporada. Esa segunda tarjeta la vio por una reacción enfurecida tras un primer agarrón de Kike. Carvajal echó el brazo atrás enfadado por el agarre insistente de su rival. El árbitro lo vio y lo echó.

Con esta roja, Carvajal rompe un récord llamativo de engarzar dos temporadas consecutivas con expulsiones (una la pasada, otra, ésta de Vallecas) cuando en las nueve temporadas anteriores el madrileño, ahora segundo capitán merengue, sólo había visto una cartulina en 223 encuentros. Ahora sólo ha necesitado 47 encuentros para irse dos veces a la calle. Curioso.

Pieza clave atrás

Porque esta expulsión que vuelve a dejar al Real Madrid tocado en defensa. Cabe recordar que los blancos todavía arrastran las ausencias de larga duración de Militao (está viendo ya el final de su puesta a punto) y Alaba. El mismo Carvajal era una de las soluciones que Ancelotti había sabido reconducir para ejercer en el eje de la defensa, donde cumplió con excelente nota ante el Atlético en el derbi liguero (ahí el que sufrió fue Nacho) y ante el Girona en el duelo que ha dejado al Real Madrid con el título encarrilado. En las apuestas de fútbol de Betfair los blancos tienen una probabilidad implícita del 94% a ganar el título.

Un rendimiento sorprendente en el eje que también había ejecutado Carvajal en su posición tradicional, la de lateral derecho. De hecho, esta temporada el jugador estaba encontrando, primero, continuidad: suma ya 28 partidos de Liga sin apenas incidencia de las lesiones. De hecho, esta temporada sólo se ha perdido dos encuentros por una pequeña dolencia muscular. Todo se lo debe, dice su entorno, a una nueva dieta que le ha permitido evitar las constantes lesiones musculares que sufría que le hicieron llegar a perderse casi toda la temporada 20-21, cuando sólo disputó 15 encuentros oficiales.

Un goleador encubierto

Pero es que además esta versión actual de Carvajal es la de un jugador que no solo defiende bien, sino que ataca mejor. Suma cuatro goles (su récord en una sola temporada) y cinco asistencias, camino de su mejor guarismo, que fueron las nueve que dio en la 16/17. Un recital ofensivo que además se hizo carne en el mejor momento de la temporada. Ante el Atlético de Madrid, en las semis de la Supercopa de España, marcó el gol que forzó la prórroga y, además, dio dos asistencias de gol. Una de ellas a Joselu, su cuñado y con el que forma una pareja llena de complicidad.

Cara de una moneda que tiene en estas expulsiones cruz vinculada más al temperamento de líder excesivo que a un juego violento. Sea como fuere, y pese a esa roja en Vallecas, Carvajal sigue siendo uno de los mejores argumentos del Real Madrid para conseguir éxitos esta temporada no sólo en Liga, sino en Champions (el Real Madrid es el segundo favorito en las apuestas de Betfair, con una probabilidad implícita del 18%) e incluso con España en la Eurocopa, torneo que no ha jugado por una maldición que lo persigue precisamente en forma de lesiones.