REAL MADRID

Rafa Benítez se reencontrará con su pasado

Pese a ser el entrenador más exitoso de la historia del Valencia, Rafa Benítez tuvo que soportar pitos de Mestalla en un inicio muy similar al de ahora en el Real Madrid

Benítez, junto al capitán Albelda, con la UEFA 2004

Benítez, junto al capitán Albelda, con la UEFA 2004 / sport

xavi canals

Rafa Benítez se despidió del Valencia un 1 de junio de 2004 entre lágrimas, después de haberse convertido en el entrenador más exitoso de la historia del club. Bajo la batuta del madrileño, el Valencia conquistó dos Ligas y una Copa de la UEFA en tres temporadas, pero no todo fueron momentos de gloria. Rafa Benítez tuvo unos inicios muy similares a los de ahora en el Real Madrid que le tuvieron al borde de la destitución. De hecho, llegó a estar cesado durante el descanso de un Espanyol-Valencia que, al descanso iba 2-0, y que acabó con remontada che y freno a la guillotina del técnico.

Benítez llegó de la mano del entonces director deportivo, Javier Subirats, al que el Consejo de Administración del Valencia hizo firmar un documento en el que se hacía responsable directamente de la elección del técnico. Benítez llegaba para sustituir a Héctor Cúper, con el que el Valencia había disputado dos finales consecutivas de la Champions League, y era un completo desconocido para la cúpula del Valencia, pese a haber ascendido a Extremadura y Tenerife a Primera División. Tal era el desprecio de los dirigentes valencianistas hacia el técnico que un directivo llegó a decir 'off de record', que el único Rafa Benítez que conocía era el torero.

Así las cosas, Mestalla recibió con recelo a un Rafa Benítez que escuchó sus primeros pitos un 30 de septiembre de 2001, tras un 0-0 en casa frente al Alavés. El madrileño heredó a las primeras de cambio el 'Cúper, vete ya' que había oído su predecesor en sus comienzos. Y el 'Benítez, vete ya' se institucionalizó también en sus irregulares inicios.

Para mayor paralelismo con su actual etapa madridista, Benítez también fue eliminado de la Copa del Rey a las primeras de cambio por una alineación indebida ante el Novelda. En aquella ocasión fue por alinear a cuatro extracomunitarios, cuando el límite eran tres. Benítez hizo ingresar en el campo a Denis Serban -curiosamente, otro Denis- cuando ya estaban sobre el terreno de juego Aimar, Ayala y Djukic. Total, fin de trayecto para el Valencia en el torneo.

A esa error le siguieron cinco jornadas consecutivas sin ganar, con empates en casa ante Tenerife y Mallorca y derrotas a domicilio en Anoeta y Riazor, lo que derivó en un ultimatum. El 2-0 al descanso en el estadio del Espanyol hizo que los directivos del Valencia dieran por hecha su destitución en el palco del Olímpic de Montjuïc. La reacción del equipo, que acabó ganando 2-3, le salvó la cabeza. Pero no acabó ahí el calvario de Benítez.

El entrenador madrileño volvió a escuchar pitos de Mestalla tras un 2-1 ante Osasuna e incluso hasta vio pañuelos después de perder contra el Valladolid 1-2, un 20 de enero de 2002. Al final, acabaría ganándo aquella Liga y ganándose el favor de una afición que aún así le siguió mirando con lupa.

relación con el vestuario

Su paso por el Valencia tampoco estuvo exento de algún que otro desencuentro con el vestuario. El conflicto más sonado llegó justo después de ganar la primera Liga. Era un 1 de septiembre de 2002 y el Valencia estaba a pocos días de iniciar la defensa del título contra el Mallorca. El equipo empezó la sesión de trabajo muy relajado para el gusto de Rafa Benítez que, después de varias advertencias, acabó suspendiendo el entrenamiento por indisciplina.

No fue una temporada fácil. El equipo no cumplió las expectativas y acabó clasificándose para la Copa de la UEFA casi de carambola. Además, fue apeado de la Champions League por el Inter, una eliminación que cayó como una losa en la afición. Su etapa en Mestalla, sin embargo, tuvo final feliz, ya que conquistó otra Liga, gracias al desmoronamiento del 'Madrid Galáctico' y una Copa de la UEFA.

Benítez regresa por primera vez a la que fue su casa doce años después. El Valencia fue el club que le permitió dar el salto a la élite de los banquillos y ahora podría convertirse en su tumba. El choque tiene muchos paralelismo a aquel Espanyol-Valencia que supuso un punto de inflexión en su carrera como entrenador. Catorce años después, la historia se repite.