LA ÚLTIMA

¡Felicidades Mou! Lo has conseguido

Lluís Mascaró

Ya de vuelta. Y con la sensación de que no me he perdido, informativamente, nada importante. Como en el día de la marmota, todo sigue igual. La Liga es cada vez más blanca y Guardiola continúa sin renovar. Para lo primero tengo una explicación. O una teoría. Para lo segundo, ni eso. La actitud de Pep me tiene tan desconcertado como a la directiva y a los millones de culés que esperan, ansiosamente, que el entrenador firme su nuevo contrato. Pero Guardiola se resiste a dar el `SÍ¿. Sus motivos tendrá. Yo, por ahora, los desconozco. Otra cosa es el devenir del campeonato. Parece claro que el Barça no revalidará el título. Por muchas razones. Principalmente por haber perdido 16 puntos lejos del Camp Nou. También porque el Madrid ha encadenado 10 victorias consecutivas. Y, evidentemente, porque los árbitros han cambiado su manera de pitar al equipo blaugrana.

Hay que felicitar a Mourinho. Y a sus altavoces. La campaña de acoso y derribo contra el colectivo arbitral que lideró el técnico portugués la pasada temporada ha surgido un efecto demoledor. Sus ataques constantes, reiterativos, provocadores, tenían un único objetivo: mediatizar las actuaciones de los colegiados. A favor del Madrid y en contra del Barça, claro.

El resultado no puede ser más efectivo: los errores en contra del equipo blaugrana se han repetido con la misma frecuencia que las ayudas a los blancos. El Madrid ha gozado de una total impunidad, mientras que el Barça se ha visto perjudicado en demasiadas ocasiones como para pensar que todo es fruto de la casualidad. Los inventores del `villarato¿, con Relaño y Roncero a la cabeza, encontraron en Mourinho al mejor cómplice para oficializar sus quejas mediáticas. Hasta el propio Florentino Pérez se subió al carro de las protestas y enarboló la teoría conspiratoria del presunto maltrato al Madrid. Tanto presionaron, tanto lloraron, que al final consiguieron que Sánchez Arminio se creyera su mentira. Como no podían ganar al Barça en el campo tenían que hacerlo en los despachos. Y lo están consiguiendo.

Ante esta situación solo quedan dos salidas: poner la otra mejilla o devolver la bofetada. Yo apuesto por la segunda opción. Me parece que la estrategia del discurso políticamente correcto ya no tiene sentido en una guerra sucia como ésta. Entiendo que Guardiola, a diferencia de Mourinho, mantenga su mensaje ética y estéticamente irreprochable.

Pero el Barça debe tener resortes, más allá de las ruedas de prensa de su entrenador, para hacer frente a esta campaña. Lamentablemente la `cueva catalana¿ (como diría mi colega Damián) no tiene la fuerza de la `caverna¿ madridista: la capacidad de influencia de los medios de comunicación probarcelonistas está muy lejos del imperio blanco. Debe ser la directiva, con su presidente a la cabeza, la que defienda al equipo. Con contundencia. Sin tibiezas. La rueda de prensa de Freixa fue el primer paso.