Las medallas de la natación sincronizada, en casa

La 'sincro' es un oasis en el desierto de la natación española. Sólo dan la talla ellas... y los equipos de waterpolo

Ya están aquí. Las grandes heroinas españolas en los Mundiales de Melbourne hicieron sonar ayer todas las alarmas en el aeropuerto de El Prat por culpa de su pesada carga de plata y bronce. Nada más y nada menos que seis medallas han obtenido las chicas de la sincronizada en la gran cita australiana. Tan enorme ha sido la expectación que ha despertado su llegada, que ellas mismas se sorprendieron ante la gran cantidad de público que las esperaba.

Cánticos, abrazos, llantos y un sonoro griterío fueron los denominadores comunes de los primeros minutos del equipo en tierras españolas. Y, entre ellas, una figura sobresalía por encima del resto.

Gemma Mengual, la única nadadora del evento que ha participado en las siete finales, ha sumado nada más y nada menos que seis preseas en el Mundial, cuatro de plata y dos de bronce. Con cuatro metales le sigue la grancanaria Paola Tirados, que sólo faltó a las dos finales individuales. En un equipo formado por siete nadadores catalanas, la entrenadora Anna Tarrés lidera un proyecto en el que todo va sobre ruedas.

Pese a la gran satisfacción que reina en el grupo, todas piensan ya en el próximo gran objetivo: los Juegos Olímpicos de Atenas. La 'sincro' es una de las modalidades que más éxitos ha deparado en la historia del deporte español, pero aún le falta el broche de oro: una medalla olímpica. En este sentido se expresó una radiante Gemma Mengual, al comentar que "estas medallas nos dan aún más energías para preparar con más ilusión los próximos Juegos".

De cara a la cita olímpica, la catalana reconoce que Rusia está todavía un peldaño por encima de las posibilidades españolas... pero no descarta nada. "Las rusas están trabajando mucho, pero nosotras también. Es cierto que nos siguen llevando algo de ventaja y que en los Juegos Olímpicos será muy difícil que les podamos ganar, pero si estamos cerca de ellas nos aseguraremos las medallas".

Sin duda, una prueba más de la enorme profesionalidad de las internacionales españolas, que tan sólo un día después de completar su magnífica participación en el Mundial, ya piensan en el futuro. Y lo hacen con la ambición de optar al máximo y con la tranquilidad que da el trabajo bien hecho. Un trabajo admirable y enormemente sacrificado.

Bajo el exigente mando de Anna Tarrés y de su ayudante nipona Mayuko Fujiki -siempre con su cámara de vídeo bajo el brazo-, las chicas del equipo de sincronizada se han pasado más de nueve horas diarias en las piscinas del CAR de Sant Cugat. Prepararon a conciencia la cita mundialista y han recogido un merecido premio a centenares de horas de fatiga y cansancio.

Gemma Mengual, que tiene ya 30 años y lleva media vida dedicada a la sincronizada, no piensa en colgar el traje de baño. "Todavía no tengo ganas de retirarme. El gran objetivo a partir de ahora son los Juegos Olímpicos y no creo que me retire tras ellos. Confío en aguantar hasta el Mundial de Roma'09", asegura la catalana.

De hecho, sus seis medallas podrían ser las únicas para España en los Mundiales, quizá a excepción de las serias opciones del waterpolo y de algún caso aislado en natación, como la fondista Erika Villaécija en 800 y 1.500 libres o el velocista Eduard Lorente, con serias opciones de luchar por el podio en los 50 metros libres.

La sincronizada ha vuelto a dar el callo y todos las alabanzas son pocas para las de Anna Tarrés.

Sólo los jueces estropearon el 'pleno'

La actuación del equipo español de sincronizada en Melbourne ha sido excelente. Sin embargo, queda un único lunar, aunque las chicas de Anna Tarrés apenas tuvieron culpa de ello.

En la 'combinada libre', las caprichosas puntuaciones de los jueces 'condenaron' a España a la cuarta plaza, por detrás de un equipo estadounidense claramente inferior, como han dejado patente las finales posteriores. Esa medalla debió haber sido para las españolas.