Neymar sigue desafinado

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Dídac Peyret

Dídac Peyret

No hay manera. No parece el mismo cuando pisa el área. A Neymar se le hace un nudo en el estómago cuando recuerda la última vez que marcó. Porque es algo que no ocurre desde el 19 de octubre ante el City.

Desde ese día anda desafinado ante los porteros, en el último remate; ahí donde siempre se divirtió, en su zona de recreo, se le ha torcido el gesto. No hay manera. Lo intenta una y otra vez, pero le sale el balón mordido o se encuentra con la figura del portero, como esta vez Asenjo.

Neymar ha perdido estrella en el remate, aunque sigue siendo una amenaza constante para los rivales. Ante el Villarreal no se ha visto la versión tan desequilibrante de San Mamés, pero ha sido de nuevo de los mejores del equipo.

Seguramente lo mejor que se puede decir de Neymar es que cuando tiene un mal día se le nota de lejos. Y eso ocurre porque nunca se esconde. Tiene una determinación encomiable y la resistencia ante la adversidad de los grandes.

Así se ha visto en el estadio de La Cerámica. En una noche intensa, que empezó bien, pero que se torció con el primer tanto del Villarreal. Lo intentó Neymar, pero marcó el de siempre. De nuevo Messi. Otra vez el '10'.

No se rindió Ney, pero lució de nuevo desafinado sin la alegría que define su fútbol. "Si dices que desafino que sepas que eso me causa un dolor inmenso, solo los privilegiados tienen un oído como el tuyo, yo solo poseo lo que Dios me dio", canta el compositor brasileño Antonio Carlos Jobim en desafinado. Y ahí anda Neymar en pleno desengaño con el gol