La obsesión del Barça tras la derrota del Madrid

Albert Masnou

Hace solo una semana y un día de la derrota en París y, durante esta pena porque ha sido como un castigo, el Barça ha atravesado por un pleno torbellino de emociones, pasando por todo tipo de situaciones casi opuestas. Capitanes criticando el juego, entrenadores señaladospresidentes intentando poner agua al vinojugadores llamando a la unidad, un partido en el que el equipo tuvo al Camp Nou al borde del infarto y dos días de fiesta en la que todos han dejado la camiseta del Barça a un lado para constatar que hay vida fuera de la entidad. Suárez e Iniesta en Andorra, Piqué jugando a padel, Messi en Egipto, Bartomeu en China, Luis Enrique en bici… El Barça es de extremos y durante esta semana y un día se ha experimentado la tristeza por la derrota en París, la reflexión por los errores cometidos y la inyección de ilusión por la derrota del Madrid en Valencia.

El Barcelona ha vuelto hoy a los entrenamientos con una obsesión muy definida, un paso necesario antes de empezar a soñar en ganar la Liga o en darle la vuelta a la eliminatoria contra el PSG. Mirar a largo término es un peligro que los jugadores del equipo tratan de evitar pese a que la mente les va para allá. Antes que nada saben que es necesario dar un paso adelante, cubrir el déficit que les ha llevado a esta situación de desventaja tanto en la Liga doméstica como en la continental.

Se trata de recuperar el nivel de juego perdido hace bastante tiempo, tal y como aseguró Piqué recientemente. Volver a un estilo que le lleva a controlar los partidos y, sobre todo, tener muchas ocasiones de gol, un problema que se ha evidenciado en los últimos partidos porque, por ejemplo, Suárez no he tenido ni una ocasión. El Barça no juega como antes, se ha encallado y debe salir del pozo.

El Barcelona sabe que es el paso prioritario antes de empezar a hablar de gestas. Primero, la realidad. Segundo, los sueños. Los entrenamientos de hoy y los próximos van encaminados en esta idea: Despejar la mente de los jugadores, desbloquearlos y constatar cuales han sido los problemas para poner hilo a la aguja.

Los jugadores saben que tienen que ir con prisas en esta reacción porque la prueba de fuego del domingo es de órdago: El Atlético de Madrid en su propio feudo. El Barça sabe que si no juega bien, no ganará en el Calderón y si es así, las cosas volverán a estar tan mal como estaban. O peor. Pero que dar el golpe en Madrid supondría una inyección de moral definitiva porque implicaría que se ha jugado bien y que se puede soñar en lo que sea. Esta es la gran obsesión del Barça en los próximos días.