FC BARCELONA

Un gol en 35 metros y 7 segundos

En el segundo gol del partido condujo el balón desde el círculo central y dejó atrás a Capa y Pantic. Durante el encuentro organizó el juego como Xavi, asistió con la delicadeza de Laudrup y definió con la pausa de Romario

Secuencia del gol de Messi

Secuencia del gol de Messi / sport

Dídac Peyret

Con el tipo este es imposible; te saca goles de la nada”. Los lamentos de algunas de sus víctimas definen, a menudo, mejor el calado del ‘10’ que los elogios de sus propios compañeros. Los que sufren a Messi –ayer Mendilibar fue puro contorsionismo en la banda– nunca aciertan en la fórmula para desactivar al argentino. 

AL FILO DE LO IMPOSIBLE

Messi se mueve al filo de lo imposible –y ni siquiera su tendencia a repetir sus propias acciones– ha servido para que sus rivales descifren el enigma. El debate gira cada vez más alrededor del propio futbolista ¿Estamos viendo la mejor versión de Messi? Quién sabe; con el ‘10’ es mejor evitar los pronósticos. Seguramente sea la más completa; ayer organizó el juego con la solvencia de Xavi, asistió con la delicadeza de Laudrup y remató con la pausa de Romario.

En el primer tanto del Barcelona, la jugada arrancó con un pase suyo. Y lo más llamativo fue que lo hizo estando inmóvil. Con un pie totalmente parado, lanzó un pase picado como si tuviera un palo de golf en lugar de un pie. 

En el segundo, dejó una de las grandes secuencias del partido. La jugada duró solo 7 segundos; el tiempo que tardó en recorrer 35 metros y armar el disparo. Seguramente a algunos les llamara la atención el tiempo de la acción –aunque haya jugadores que, como Bellerín, son capaces de recorrer 40 metros en 4,42 segundos– pero lo más fascinante fue de nuevo la pausa. 

La jugada comenzó con una recuperación de Munir. Pero, una vez estuvo el balón en los pies del argentino, comenzó un slalom que terminó con dos amagos. El primero sirvió para enredar a su defensor. El segundo, para hacerle un lío al portero. No por repetida deja de ser una jugada memorable. Es una jugada Made in Messi. Ya saben: coge el balón, se va escorando y se acumulan rivales a su paso como ocurría en la serie ‘Oliver y Benji’. Todos tratan de cerrarle espacios, pero nadie se atreve a dar el primer paso de atacar el balón, porque la intimidación es enorme. Y entonces, ya con la portería en la cabeza, decide. Ayer con un gesto absolutamente intuitivo. Messi no despegó la mirada del balón, no se dio un respiro para ver la portería; resolvió como un autómata del gol. 

SANGRE FRÍA

Hace unos años era habitual ver a Messi vomitar en algún momento del partido. Algunos lo atribuyeron a cierto estrés. Pero lo cierto es que exhibe una sangre fría casi perturbadora. 

Ayer resolvió su penalti con un amago de Panenka. Pero lo más asombroso es que, pasan los años, y no es consciente de sus milagros. “¿Qué 100 goles?” le soltó ayer a Piqué cuando éste le recordó las cifras del tridente. Nadie parece conocer qué pasa por la cabeza del genio rosarino.