La mirilla

A por la segunda Liga en una misma temporada

Luis Enrique, en el banquillo del Villamarín

Luis Enrique, en el banquillo del Villamarín / sport

Albert Masnou

No es un asunto de preparación física como tantas veces se ha dicho. Todo es cuestión de mentalidad, de fe, de voluntad, de ambición, de deseo. Y allí el Barça es donde anda algo flojo porque esta Liga, si la gana, la habrá conquistado dos veces. Una primera se logró en marzo y la otra se tendrá que ganar en mayo. Aunque es cierto que nadie lo dijo, la plantilla se dio por campeona al ver la diferencia de 12 puntos en la clasificación; y luego vino el bajón.

Ahora se encuentra en la tesitura de tener que reconquistar el título y, como dice Simeone, a estas alturas no vale nada que no sea ganar. Solo importa la victoria. El deseo de llevarse el triunfo, la voluntad de comerse el mundo. El fútbol queda en un segundo plano. La mentalidad manda. Es una cuestión de actitud y el campeón será el que más hambre demuestre.

Luis Enrique tuvo que efectuar un tirón de orejas en el descanso contra el Betis y ojalá lo hubiera protagonizado justo en el clásico, cuando empezó la cuesta abajo. El problema de este equipo es que ha ganado mucho y ahora debe reactivarse. Y le cuesta. Le quedan dos partidos y nadie anda especialmente sobrado a estas alturas. Unos porque están medio desactivados y otros porque tienen la mente pensando en Europa. Lo que es una desgracia (estar fuera de la Champions) debe ser usado como una ventaja para el Barcelona. Es el momento para que Luis Enrique no baje la guardia porque su mentalidad ganadora debe ser transmitida a los que no lo dan todo.