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Ropa para correr: El cine prueba que el algodón existió.

En la actualidad, la mayoría de personas entiende que hace falta un mínimo de condiciones para ir vestido adecuadamente para practicar deporte. Quizás también la mayoría esté de acuerdo, por ejemplo, en que son necesarias unas zapatillas deportivas para tal fin. Otra cosa es que lo apliquen adecuadamente. Aún recuerdo hace 20 años, como si fuera ayer, la visión de un corredor disputando una multitudinaria carrera por asfalto de más de 10kms usando botas de futbol de las de tacos gordo (las de tierra, vamos). A pesar de este ejemplo, es en el calzado donde hay más consenso entre los practicantes de las diferentes especialidades deportivas en general de que hay que utilizar las herramientas más acordes a la disciplina en cuestión… y al bolsillo, evidentemente.

Donde ya no lo está tan claro es en el textil. Tradicionalmente se ha sido más laxo, para acabar utilizando lo que más ha venido a mano, se hable del deporte que se hable. A pesar de ello, también éste es un mundo que ha evolucionado de manera estratosférica. Desde que a finales de los años 60 y a lo largo de los 70 comenzaron a generalizarse las retransmisiones de televisión en color, el impacto de cualquier cosa que acontecía era evidente en la sociedad. Aparecieron más cadenas y las grandes retransmisiones deportivas, como es el caso de los JJOO, se convirtieron sobre todo a partir de los años 70 y 80, en acontecimientos mundiales encumbrando a sus héroes como auténticas celebridades.

El caso es que esta mención a la televisión ochentera me sirve para buscar en las retinas de los más veteranos una imagen repetida de aquellos años: la de los deportistas (o casi que mejor dicho, actores interpretando el papel de deportistas) enfundados en sus camisetas y sudaderas… de algodón. ¿Quién no recuerda ninguna imagen de camisetas totalmente empapadas en sudor? ¿De sudaderas con pecho, espalda y axilas marcadas de ese líquido transparente que segregan nuestras glándulas sudoríparas? ¿Alguno que no? Por si hay alguien que duda, le recordaré a Sylvester Stallone encarnando a Rocky Balboa.

Tanto da si en Rocky, de 1976, o en Rocky II (1979) o Rocky III (1892), por ejemplo. Un esforzado boxeador que entrenaba muy duro para lograr sus objetivos. Algo que la gente recuerda en ambas películas es la música de “Gonna Fly now” en el primer caso (repite la misma canción en Rocky II) y, sobretodo, sobretodo, “Eye of the Tiger” en la tercera entrega. Se trata de secuencias de entrenamiento con música épica de fondo donde Stallone se luce a la vez que nos muestra el textil de la época: gris y… ¿por qué no decirlo?: muy poco eficiente gestionando el sudor.

Una de las escenas cumbre la han de tener muchos corredores en su memoria. Lo sé porque los mentideros atléticos dicen que la canción del grupo Survivor es una de las más utilizadas en Walkmans, Discmans, iPods, reproductores de MP3, Smartphones y todos los gadgets que sigan inventándose. Es una de las canciones que lideran el top en cuanto a música motivacional a la hora de correr se refiere… Sí, “Eye of the Tiger” nos hizo descubrir que el algodón no engaña… ¿o eso era otra cosa? Bromas aparte en muchas conversaciones entre runners suele ser recurrente recordar las estampas sudadas de aquella época donde la ropa deportiva de algodón era la opción más habitual para las masas. Casi como que en aquella misma época el hecho de tomar Cola Cao antes de ir a correr (o después) era lo más parecido que había a ingerir bebida isotónica…

Las fibras en el correr: Un salto del algodón al Elastano

Bien, dejo la música a un lado y me quedo con la ropa. Resulta que el mundo ya no es lo era. Que el gris es frío. Es aburrido. Y además el algodón es muy poco eficiente con el sudor por que se empapa, nos da frío y encima hace que la ropa pese más. Se ha acabado, el algodón no engaña, es que es así.

Llegamos al punto en que la fibra entra en acción. Mucho más ligera, maleable y con propiedades inalcanzables para el algodón. Existen fibras extraordinarias como el Dryarn, del que ya hablamos en nuestro artículo sobre Hoko, que son capaces de tener un coeficiente de absorción de 0.13 (por el 7,30 del algodón) y que con una densidad de 0.92 g/cm3… pesa menos que el agua… o sea, ¡flota!

Y es que el algodón, la lana, la seda y otras muchas fibras naturales que han realizado (y continúan haciéndolo) un gran servicio a lo largo de los siglos, se han quedado pequeñas para toda la variedad de nuevas necesidades de la humanidad. Las fibras sintéticas (se obtienen a través de la síntesis química de derivados del petróleo) ampliaron la gama de colores del arcoíris en la industria textil.

Tejidos que repelen el agua. Que paran el viento. El algodón sigue recibiendo palos por todos lados… Tejidos que dejan pasar el sudor hacia fuera, pero no el agua de la lluvia hacia dentro, por ejemplo. Como decía las aplicaciones de las diferentes fibras sintéticas rápido se ganaron su hueco. Fue también en los ochenta (¡qué locura de década!) con la explosión de lycras y colores. Hacer deporte en los 80 era realmente como correr por un arcoiris. De repente los vivos colores rosas y azules eléctricos habían desplazado a los tonos grises y apagados del algodón: la lycra parecía haber llegado para reinar… Pero no, tampoco. Por cierto, la lycra no es un tejido, como mucha gente piensa, sino que es una fibra: elastano. Otra fibra sintética como lo son la poliamida (nylon), Poliéster, polietileno,…

Eva Nasarre popularizó la lycra desde su programa de ejercicio físico para realizar frente al televisor: “Puesta a Punto”, también en los 80. Todo al más puro estilo Jean Fonda, que había revolucionado el sector en 1982, con sus cintas de “workouts” para realizar utilizando el vídeo reproductor en el domicilio. Y la carrera para encontrar mejores fibras sintéticas no cesa.

Hago una pausa para coger alguna de mis prendas de ropa técnica que tengo a mano y miro sus etiquetas: Camiseta (95% Poliéster + 5% Elastano); mallas largas (80% Poliéster + 20% Elastano); slips (90% Poliamida + 10% Elastano); calcetines (57% Poliéster + 40% Nylon + 3% Elastano); y chaqueta cortavientos (100% Poliéster). Si comparamos el precio de todo lo expuesto con su equivalente en algodón aquí sí que la fibra natural gana muchos enteros.

Y es que no todo va a ser malo con el algodón. Para muchos, el confort al utilizarlo es mayor. Y no deja de ser un producto natural y no como la mayoría de fibras, que son sintéticas, por muy buenas que éstas sean. Y la elegancia también cuenta. La combinación de comodidad y elegancia gusta y también es un factor valorable (sobre todo si, en el gimnasio, la proporción de tiempo que pasas entre cambiarte y repasarte frente al espejo es mayor que corriendo en la cinta, dándole caña a las máquinas, en el spinning o asistiendo a alguna clase dirigida).

Por cierto, en este mundo hay de todo. Como he hecho referencia a la vestimenta de Rocky Balboa en alguno de sus filmes y ya que somos un blog de Running quiero explicar una anécdota curiosa. Hubo alguien, Dan McQuade, periodista del Philadelphia Magazine, quien en 2013 se tomó la molestia de medir la famosa secuencia de “Rocky II” en la que el personaje protagonista, Rocky Balboa (Sylvester Stallone) recorre la ciudad mientras se entrena al ritmo de “Gonna Fly now” que indicaba más atrás. La secuencia se inicia con Stallone a la puerta de su casa, comenzando a correr y termina cuando llega hasta las puertas del Museo de Arte de Philadelphia, tras un último y pletórico sprint culminado con los últimos escalones subidos de tres en tres. Como os va a resultar muy difícil averiguar la distancia a través de las imágenes, os desvelo aquí y ahora el misterio: 49,2 Kms. Suscribo 100% las palabras del Sr. McQuade: “Rocky no era sólo boxeador… ¡También era maratoniano!

 


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