Mikel Iturria exorciza el 'akelarre' ciclista

Mikel Iturria levanta los brazos en Urdax Dantxarinea

Mikel Iturria levanta los brazos en Urdax Dantxarinea / EFE

Jonathan Moreno

En Zugarramurdi, tierra de leyendas esotéricas, los ciclistas cayeron en el influjo de las brujas que moraban esos bellos parajes montañosos a caballo entre Francia y Navarra. Hechizados, poseídos por un espíritu combativo, la escapada brindó una jornada de altas pulsaciones y desenlace taquicárdico. Mikel Iturria se encomendó al misticismo del pedal y se adjudicó un triunfo de esos que mantienen en vilo al espectador. Abriendo la boca de par en par, exprimiendo sus pulmones al máximo, el guipuzcoano culminó con victoria un ataque a falta de 25 kilómetros para la meta de Urdax. Echándose las manos a la cabeza, como redimiéndose de sus pecados, el del Euskadi Murias abrió las puertas del cielo.

Trece compañeros se quedaron por el camino. El ascenso al Col d'Ispéguy desató la caza de brujas. Gorka Izaguirre y Alex Aranburu abrieron la caja de los truenos. Faltaban 60 kilómetros y a partir de eso momento se descendió a los infiernos. Ataques y contrataques de todos los colores y sabores. Nadie quería dejar escapar una oportunidad paripintada de inscribir su nombre en La Vuelta a España. Los constantes demarrajes de todos y cada uno de los integrantes de la fuga cortaron el grupo. Mikel Iturria perdió contacto. El de Urnieta no funciona a empellones. Prefiere un ritmo continuo. Así, cuando conectó de nuevo con los aventureros, no lo dudó. 

Los últimos 25 kilómetros fueron un pulso tremendo. La distancia era exigua, apenas llegó a alcanzar los 40 segundos, pero una fuerza sobrenatural invadió al vasco. Incluso cuando estuvo a punto de ser neutralizado por Howson. El último kilómetro fue agua bendita. Descenso y redención. Gloria eterna.