Ciclismo

De correr el Giro disfrazada de hombre a pioneras en el Tour

Mucho antes de que el Tour Femmes fuera retransmitido por la televisión francesa a medio mundo, con Laurent Jalabert viajando rápido desde París a Clermont-Ferrand para incorporarse a los micrófonos de la carrera femenina, rodaban ellas sin que nadie se diera por enterado

'El Tourmalet', con Sergi López Egea.

'El Tourmalet', con Sergi López Egea.

Sergi López-Egea

Siempre hubo pioneras, las que un día se aventuraron a subir en una bici para demostrar que podían rodar, competir y triunfar. No hizo falta, afortunadamente, hacer como la legendaria Alfonsina Strada, que se tuvo que disfrazar de hombre para disputar el Giro, hasta que la pillaron y la expulsaron, pero claro sucedió en una Italia dominada por Benito Mussolini en 1924.

Mucho antes de que el Tour Femmes fuera retransmitido por la televisión francesa a medio mundo, con Laurent Jalabert viajando rápido desde París a Clermont-Ferrand para incorporarse a los micrófonos de la carrera femenina, rodaban ellas sin que nadie se diera por enterado. El Tour, o lo que se pretendía que fuese el Tour, apenas tenía impacto mediático pero muchas veces, al menos, a la ganadora de la ronda francesa, aunque tuviese otro nombre la carrera, se le permitía posar con los vencedores masculinos en la foto de los Campos Elíseos. Y allí apareció muchas veces la corredora que parecía eterna, mucho más que Alejandro Valverde, la que se resistía a que los años la sepultasen como ciclista profesional.

Jeannie Longo pareció eterna

Era Jeannie Longo, que amplió su carrera deportiva mucho más allá de los 50 años en lo que para ella supuso un error como un rascacielos, porque a esa edad que la pillasen con el carrito del helado, es decir con la sombra del dopaje, era como mínimo para hacérselo mirar. Y es que siempre ha de haber, siendo hombre o mujer, un momento para colgar la bici, y si tanto gusta este deporte, pues a disfrutar de la bicicleta con paseos matinales para admirar el paisaje.

Siempre explica 

Óscar Pereiro que cuando corrió su primer Giro no se le ocurrió otra cosa que decirle a su director, Álvaro Pino, gallego como él, que los paisajes de los Dolomitas eran preciosos. Se ganó una buena reprimenda porque cuando se compite no hay tiempo para deleitarse con las montañas, sino para hundir la cabeza en el manillar y sólo estar pendiente de los datos del pulsómetro… y eso no es vida.

Van Moorsel y Somarriba

Longo ganaba en todas partes con 20, 30, 40 y 50 años, hasta el punto de que muchos se preguntaban, ante sus victorias, si el ciclismo femenino no evolucionaba porque apenas salían mujeres que pudieran confirmarse como sus contrincantes. Sin embargo, aparecieron, antes del cambio de siglo, nombres como Leontiel van Moorsel, ahora con 53 años, capaz de crear un imperio ciclista a la sombre de su bici, Fabiana Luperini, o la británica Nicole Cooke, mucho antes de que Anna van der Breggen se convirtiera en rival de otra corredora que parece eterna, como es Annemiek van Vleuten, ahora principal candidata a ganar el Tour.

Cuando 

Miguel Induráin

 colgó la bici, cuando Abraham Olano trataba de cubrir el hueco enorme que produjo la retirada del campeón navarro, una mujer vizcaína, Joane Somarriba, se abría paso entre la competencia femenina ganando dos Giros y una carrera que se denominaba la Grande Boucle a la que no dejaban utilizar el nombre del Tour, pero presumía realmente de lo que era cierto y que no era otra cosa que ser tres veces vencedora de la ronda francesa, antes de que el propio Tour cubriera de oro la carrera; tiempos en los que también destacaba por las carreteras Dori Ruano y otras muchas corredoras que han acabado olvidadas y que nunca tuvieron ni el apoyo técnico ni económico del que gozan estas ciclistas que este sábado subirán al Tourmalet.

Suscríbete para seguir leyendo