De la fatalidad a la verbena

La selección se dio un festín ante Eslovaquia y ahora espera Croacia en octavos

El conjunto de Luis Enrique creció a partir de Busquets y recuperó la eficacia perdida

Pedri jugó a un gran nivel

Pedri jugó a un gran nivel / AFP

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Durante unos minutos España se puso en lo peor. Durante unos instantes la fatalidad invadió a los jugadores españoles. Lo estaban viviendo en sus carnes y conocían esa sensación. La de jugar con las cartas marcadas. Parecía uno de esos partidos donde la pelota no quiere entrar. Que Morata fallara un penalti, el quinto consecutivo de la selección, solo hizo que creciera la incredulidad. 

Pero ante la desgracia, España se impuso no lamentarse y seguir apretando. Le salió bien, estará en octavos y se cumplió lo que había anticipado Luis Enrique en la víspera.

“Mi nivel de preocupación es un siete, sé que aquí no se vive del aire. En convencimiento estoy al 10, creo que somos como una botella de cava que está a punto de descorchar. Si ganamos, se va a ver nuestra mejor versión”. 

Y así ocurrió, pero antes necesito un empujón. Un golpe de suerte. Un error espantoso del portero de Eslovaquia que se metió el balón en su portería cuando trataba de enviarlo al córner.

El autogol de Martin Dubravka liberó a España, que jugó con el mismo ímpetu pero mucho más liberada. Más aún tras el gol de Laporte. A partir de ahí se gustó España, que encontró en Busquets el faro que había necesitado en anteriores encuentros. El capitán de la selección ordenó los ataques de la selección con su juego minimalista. Sin un gesto de más, de primeras, un alivio para sus compañeros. 

La experiencia de Busquets se notó en un partido donde la selección se jugaba el ser o no ser en la Eurocopa. Enfrente tuvo un rival asequible que apenas llegó al área de Unai Simón y que no exigió a Eric Garcia, una de las novedades en la alineación. 

Luis Enrique, que esperaba el ‘autocar’ de Eslovaquia, apostó por el azulgrana, el central más lúcido en la salida de balón del equipo. Eric fue el primer pase de la selección y cuando tuvo que intervenir en defensa fue también contundente.

No fue el único jugador del Barcelona que exhibió un gran nivel. Pedri, esta vez sí, disfrutó y trató de ser más agresivo, buscando el último pase, arriesgado más que en los dos partidos anteriores. También Jordi Alba, de nuevo el lateral más profundo de la selección. 

Todo lo que España estuvo buscando ante Suecia y Polonia lo encontró ante Eslovaquia. Sobre todo una eficacia que convirtió el partido en una verbena para España. Cinco goles y minutos para jugadores menos habituales como Adama o Thiago.

Ferran Torres, que entró en la segunda mitad, fue un lujo para la selección y suyo fue uno de los goles más delicados de la noche. De tacón. Lo necesitaba España: un partido en el que reafirmarse.

Una goleada que diera sentido al relato de Luis Enrique y confianza al equipo. Las buenas noticias no terminaron se le amontonaban a España con los goles de Polonia, que empataba con Suecia y España era primera de grupo. Pero un tanto en el descuento de los suecos daba un último giro al grupo.

España pasaba a octavos de final pero como segunda de grupo y, en lugar de Ucrania o República Checa, se medirá a Croacia en Copenhague. No lo tendrá fácil la selección ante Modric y compañía, que el martes ganaron a Escocia (3-1) y se clasificaron como primeros de grupo.

Pero eso será el próximo lunes y el presente lo solucionó España ante Eslovaquia con la contundencia que necesitaba. Un 5-0 para ganar confianza y afrontar la próxima ronda con la cabeza más despejada. Al final, la fatalidad dio paso a la verbena en La Cartuja.