PODOLOGÍA

¿Cambias ya los zapatos por sandalias? Sigue estas 10 recomendaciones del podólogo

Las talalgias y la fascitis plantar, junto a rozaduras y laceraciones son algunas de las dolencias más comunes que aparecen en nuestros pies al cambiar del calzado cerrado y ajustado del invierno, al abierto y suelto del verano

Recomendaciones de los podólogos para empezar a usar sandalias

Recomendaciones de los podólogos para empezar a usar sandalias

Rebeca Gil

Estamos en un mes de mayo atípico porque según las previsiones meteorológicas los termómetros ya han comenzado a alcanzar temperaturas más propias del mes de julio. Así que vamos a tener que hacer uso del calzado de verano antes de lo previsto.  

Por eso, y para evitar complicaciones, el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha decido explicar la importancia de hacer una correcta transición del calzado cerrado a las sandalias, para proteger la salud de los pies.

Así lo explica Pilar Nieto, presidenta del colegio de podólogos valenciano

  • "Las talalgias y la fascitis plantar, junto a rozaduras y laceraciones, son algunas de las dolencias más comunes que aparecen en nuestros pies en esta época del año al cambiar el tipo de calzado que usamos de forma habitual".
  • "Hemos de tener en cuenta que pasamos de usar un calzado cerrado que sujeta muy bien el empeine y el talón, habitualmente con suelas gruesas, a unas sandalias que seguramente tendrán menor agarre, una suela más fina, y en muchas ocasiones ni siquiera llevan sujeciones adecuadas al pie" . 

Principales recomendaciones para pasar del calzado de invierno al de verano

Para proteger la salud del pie, los podólogos han realizado un decálogo para pasar del calzado de invierno al de verano:

• Aunque las temperaturas invitan a descubrir los pies, los podólogos recomiendan realizar una transición progresiva al nuevo tipo de calzado. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, comenzar con uno que sea más abierto, pero confiera seguridad al movimiento del pie sujetando empeine y talón.

• Optar por un calzado ligero que permita al pie estar más fresco y suelto. Son buenas opciones aquellos que son de tela o de pieles tratadas, los materiales técnicos cada vez más estudiados y perfeccionados, muy transpirables y que evitan el exceso de sudoración.

• Hay muchas ganas, pero lo mejor es evitar pasar directamente del calzado cerrado a las sandalias.

Evitar usar un calzado excesivamente plano para que no se cargue la fascia plantar.

• Aprovechar el cambio de armario para repasar el estado de las suelas del calzado de verano del año anterior y, en caso de deformidad, retirarlas o renovarlas en un zapatero.

• Deben tener especial cuidado las personas que sufren diabetes, ya que deben revisarse los pies todos los días. Esto es debido a que, al dejar de utilizar calcetines, pueden aparecer ampollas o heridas que, en su caso, pueden tener dificultades de cicatrización y derivar en úlceras. 

Si hay ampollas o laceraciones, es aconsejable acudir al podólogo para tratarlas y hacerles seguimiento.

Realizar una revisión con un podólogo para asegurarnos de que no han aparecido patógenos contagiosos o infecciosos como hongos o papilomas, por ejemplo. Y, en caso de hayan aparecido, aplicar el tratamiento adecuado con la máxima celeridad posible.

Realizar una quiropodia en el podólogo para eliminar durezas, repasar las uñas y, por supuesto, revisar talones, y tratarlos cuando sea necesario, para evitar las dolorosas grietas.