Chelsea-Real Madrid, más dudas que certezas

La eliminatoria de la Champions está más abierta de lo previsto por las crisis en la que están ambos equipos

La crisis institucional alcanza al vestuario ‘blue’ y los blancos no han superado la goleada sufrida en el Clásico

Thiago SIlva y Benzema disputan un balón aéreo

Thiago SIlva y Benzema disputan un balón aéreo / Efe

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

El Chelsea y el Real Madrid no llegan en su mejor momento a la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League, que tendrá su primer capítulo mañana en Stamford Bridge (21,00 h.). Ambos llegan con más dudas que certezas, aunque los ‘blue’ sea más por los efectos de la crisis institucional que ha abierto un presente de incertidumbre más que por su fútbol. Los blancos han dado un paso atrás en su rendimiento y demostraron en Vigo que todavía no han superado la severa goleada sufrida en el Clásico.

Sobre el papel el equipo inglés era y es favorito. El vigente campeón de la Champions no es el bloque rocoso de la temporada pasada, pero conserva el mismo espíritu que acabó con las aspiraciones de los madridistas en la semifinales de la edición pasada (1-1 y 2-0). El sábado hizo un ‘simulacro’ ante Brentford y se pegó un batacazo al caer en su estadio 1-4. Tuchel buscaba incentivos pero no lo consiguió. No apostó por su clásico 3-4-3 y dispuso un 4-3-3 y cuando recuperó el dibujo ya era tarde. No funcionó jugar con dos centrales y dos laterales. Por eso se espera que repita el plan que le funcionó el año pasado, intensidad en las marcas y esperar para golpear.

EL MADRID ABANDONA SU SELLO

El Madrid tampoco está mejor. Ha vuelto a las andadas dolorido por la derrota ante el Barça. En Vigo se vio a un equipo inseguro, sin ideas, que acabó en bloque bajo como en esa fase de la temporada en la que abandonó su sello, esa idea de presionar al rival e ir a por los partidos. Ante el Celta jugó al contragolpe y si ganó fue porque Courtois bajo palos y Benzema arriba marcaron las diferencias empujados por los penaltis de un rival que no supo medir su agresividad en su propia área, al margen de las decisiones arbitrales. Ese suele ser el consuelo que no lleva a ninguna parte, salvo a hacer mejor las cosas y el Celta no las hizo en defensa, por mucho que llore e invite a los demás a hacerlo.

Mañana en Stamford Bridge no hay la certeza de que se pueda ver la mejor versión de ambos equipos. De ahí que la eliminatoria esté abierta al cincuenta por ciento, aunque el objetivo de los madridistas es arrancar un buen resultado para la vuelta en el Bernabéu. El Chelsea contará al final con su afición, levantada la sanción para este partido. Un empujón que va a necesitar para recuperar su mejor versión, esa que fabricó Tuchel convirtiendo en una máquina a su equipo para que las individualidades sentenciaran a sus rivales. Ancelotti también tiene trabajo y el principal es detectar qué jugadores no están respondiendo y buscar soluciones de urgencia.