Señalado por la derrota de Mestalla

Bale, reincidente

El individualismo de Bale empieza a levantar ampollas en el Madrid

Bale, en el punto de mira del Real Madrid

Bale, en el punto de mira del Real Madrid / sport

Alejandro Alcázar

Gareth Bale desespera a sus compañeros y empieza a desquiciar a Carlo Ancelotti. Su exceso de individualismo se ha silenciado mientras su equipo ganaba y goleaba. Le reían las gracias e incluso alguno se solidarizaba con él por aquello de que tenga tanto derecho como el que más para tirar a puerta e intentar marcar. Otra cosa es que el equipo necesite marcar goles porque el resultado aprieta.

Cada acción se analiza con lupa en ese escenario y ahora resulta que todos los analistas acusan al galés de chupón cuando lleva así toda la temporada. Incluso ‘Carletto’, dado a contemporizar y exaltar a sus jugadores, dijo basta en Mestalla y decidió sentarlo antes que a Benzema, que como no se queja suele ser el primero de la ‘BBC’ en irse a la ducha. 

Galopadas estériles 

El galés quedó retratado en Mestalla cuando en un contraataque, nacido de las botas de Benzema aprovechando un mal saque de falta valencianista, se plantó delante de Alves gracias a su poderosa carrera. En plena galopada tuvo dos o tres segundos para pensar si pasarle el balón al francés, que le acompañaba en la carrera y estaba solo para marcar, e incluso a Cristiano, que entraba por el segundo palo. Pero Bale lo volvió a hacer.

Se entiende que intente marcar si va solo, pero iba muy bien acompañado y pasó de sus compañeros. 

Un error que se magnificó minutos después con el gol de Otamendi. Incluso Cristiano y Benzema siguieron comentando la jugada indignados por el egoísmo de su compañero. Al final lo pagó el equipo, el Madrid, que puso fin a la racha de 22 partidos ganando y mucha culpa en el haber del galés. 

Bale es reincidente. Lleva toda la temporada con ese grado egoísta ante la portería contraria en su intento de dejarse ver y hacer sombra a Cristiano, algo que no conseguirá nunca si procede como lo hace. O juegas para el equipo o el equipo acaba pasándote factura y eso debió pensar Ancelotti. 

A esto se suma su escasa implicación táctica con el equipo. El Madrid es más sólido con el 4-4-2 que con el 4-3-3. Controla mejor los partidos y circula la pelota con frescura. Ancelotti insiste en el 4-3-3 asegurando que Bale ayuda al centro del campo cuando pierden el balón, pero la realidad desvela es que el galés se limita a defender tapando a su marcador cuando sube, al lateral izquierdo, y se desentiende de los centrocampistas rivales, que encuentran una autopista por esa banda. Por ahí perdió el partido el Madrid cuando apareció Gayá, que destrozó al Madrid con un Carvajal desquiciado que no daba abasto para frenar la superioridad valencianista ante la desidia del galés.

Ahora todos señalan a Bale, pero ante el Valencia volvió a repetir lo que ha venido haciendo toda la temporada ante la permisividad de Ancelotti y el enojo de sus compañeros que empiezan a cansarse de que el galés quiera salir solo en la foto. Este Madrid es más equipo con el 4-4-2 que con la ‘BBC’ en el campo, lo que no quiere decir que sea Bale el sacrificado. Podría ser cualquiera de los tres, incluso Cristiano que salvo goles, muchos de penalti, no juega un pimiento y acaba siempre por los suelos cuando falla en un regate, que son la mayoría.