Bale, año nuevo... lesión vieja

Más de lo mismo con Gareth Bale. El galés estrenó el año con otra vieja lesión… y van 22, la octava en el sóleo de su pierna izquierda. Deprimente. Es un producto de cristal, pero del malo, porque se rompe con tal facilidad que obsesiona a todos, empezando por él mismo. Solari adelantó que había “recibido un golpe”, y fue en ese sóleo izquierdo tan castigado. El argentino aseguró que sufrió “una sobrecarga”, lo que le llevó a dejarlo en el vestuario tras el descanso.

Su propensión para lesionarse ya lo consideran como normal. Es el sexto partido esta temporada que abandona un terreno de juego antes del final, aunque son siete porque en otro tuvo que aguantar al haber agotado Solari los cambios. Además, en tres encuentros se quedó en el vestuario tras el descanso y su equipo lo notó: Atlético (0-0), CSKA (0-3) y Villarreal (2-2). A esto se suman los encuentros ante Alavés, Plzen, Celta y Valencia.

15 MESES SIN PARTES MÉDICOS DEL GALÉS

No sería tan dramático si se supiera a qué se deben tantos percances físicos, situación que provoca un vergonzoso silencio médico del club. Lleva un año y tres meses sin emitir partes de las lesiones del galés, el último fue en octubre del 2017 en un intento de proteger una imagen que está por los suelos y que arrastra a los galenos, que se han callado las últimas tres lesiones sufridas por el galés de manera incomprensible.

Bale ya se ha perdido 84 partidos por lesión desde que llegó al Real Madrid. Es temporada y media en la enfermería, que se dice pronto. Su bajo umbral del dolor es de análisis. Le aterroriza romperse por el preocupante historial clínico que arrastra y se borra al mínimo síntoma dolor. Una obsesión que le lleva a tener manías como agujerearse las piernas o no conducir un Lamborghini. Un caso preocupante que sumado a su bajo rendimiento provoca desazón en el madridismo como sentencia Pedja Mijatovic: “Bale es poca cosa para ser líder del Madrid”.