Bale, aburguesado y sin compromiso

Bale no se pudo despedir de su afición

 El galés se sentó en el banquillo en su último partido como jugador blanco y no tuvo minutos para decir adiós a la que ha sido durante años su hinchada / LALIGA

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

Gareth Bale echa un pulso al Real Madrid. Le da lo mismo que nadie quiera que siga, ni directiva, ni Zidane ni la afición, que no está dispuesto a renunciar a los tres años que le quedan de contrato, ni a seguir disfrutando del sol de España aunque apenas domine el idioma. Está aburguesado y sin compromiso. Vive ajeno a la realidad del entorno blanco, a la petición de que se busque equipo porque no le quieren. Le trae sin cuidado. Va a la suya, como en el campo, donde no conecta con sus compañeros y busca el lucimiento personal para agarrarse a su destino.

70 MILLONES EN TRES AÑOS

Le quedan tres años de contrato a 17 millones netos por cada uno de ellos, y no piensa renunciar. Está en su derecho. No le afecta que pueda ser suplente con Zidane, ni que el Bernabéu le abuchee, ni que el club desee que se vaya para liberar una ficha y, lo que es más importante, unos 70 millones de euros que tendrá que pagar en tres años por mantenerlo. El problema es que nadie puja por él pese a que su precio se haya devaluado respecto a la temporada pasada. Florentino perdió la oportunidad de sacar un buen pellizco con su traspaso cuando fue protagonista de la final de Kiev con sus dos goles ante el Liverpool. Era el momento. El galés estaba dispuesto a irse, pero el presidente blanco calculó mal, muy mal. Prefirió ‘regalar’ a Cristiano Ronaldo y conservar al galés. Cien millones de euros por uno de los dos jugadores que han marcado la historia del fútbol en la última década a cambio de quedarse con un jugador cuestionado.

PRECIO Y SALARIO PROHIBITIVOS

El presidente blanco lo ha pagado poniendo fin a un ciclo al que intentó rescatar con tres entrenadores en una sola temporada. Un fracaso en el que Bale ocupar un lugar estelar. El jugador llamado a liderar al equipo volvió a ser vulgar, a lesionarse, a jugar sus propios partidos ajeno a la dinámica de equipo… a defraudar en el día a día. Un líder que vive de dos actuaciones estelares en seis años: su gol en la final de Copa ante el Barcelona y sus dos dianas en la final de Kiev. El Madrid tiene 81 días por delante para ‘colocar el paquete’, pero no encuentra comprador. Su precio y su salario son prohibitivos por un jugador que cumplirá los 30 años en julio. La mejor salida sería un intercambio por Eriksen o Pogba, pero Tottenham y United recelan como recela el vestuario de un compañero con el que su relación es exclusivamente profesional. A lo máximo es una cesión, como revela ‘The Mirror’, porque no da para más.