El purgatorio de Mourinho

Mourinho vuelve a estar en el punto de mira

Mourinho vuelve a estar en el punto de mira / AFP

Pol Ballús

Pol Ballús

Han pasado dos días del derbi de Manchester, el gran aparador mundial de la Premier League en lo que va de año, y en la ciudad aún se sigue hablando del partido, aunque poco del fútbol. La derrota, y la comentada pelea en los vestuarios, han puesto en el punto de mira a Jose Mourinho. El portugués está acostumbrado a vivir en el ojo del huracán, pero ahora le toca lidiar con uno de los momentos más convulsos desde que lidera al transatlántico que es el club más exitoso del fútbol inglés.

Tras el pitido final, Mourunho enfocó el análisis del partido en el criterio del colegiado Michael Oliver, que no vio a penalti sobre Ander Herrera en el último tramo de partido. Que se hablara del ruido, y no de la pelota que al United le costó ver: tuvieron la posesión un 35% del tiempo, dato más bajo de los diablos rojos en Old Trafford en liga en 13 años. Jugaban en casa y necesitaban empequeñecer un trecho de ocho puntos que les separaba de sus rivales, pero su planteamiento fue, como contra Liverpool, Chelsea o Tottenham en lo que va de año, esperar a que un error del oponente resolviera el partido atascado en el que siempre se sienten cómodos.

Todas estas llamas, sin embargo, han sido superadas por la trifulca de los vestuarios, la hoguera más grande que ha dejado el derbi. Muchas son las dudas en el país de la moqueta sobre la legitimidad del portugués a la hora de hablar de respeto. “Mourinho no está en posición de aleccionar al City sobre respeto”, tituló en The Times el periodista Oliver Kay. Porqué Mourinho, el mismo que ayer acusó a la falta de educación del vestuario del City, se anunció al mundo en 2004 corriendo toda la banda de Old Trafford para celebrar el gol de su Porto, que eliminó a los mancunianos en cuartos de Champions en el último minuto. Fue el mismo que corrió de punta a punta del Camp Nou en 2011 para celebrar, en la noche de los aspersores, la machada de su Inter contra el Barça de Pep. Y también fue el mismo que se encaró con Anfield entero en 2014 cuando el Chelsea quitó torpedeó las opciones de ganar la Premier al Liverpool. Esta versión de Mourinho, al final, fue la que captivó a parte del mundo del fútbol. A esa misma parte ahora le cuesta entender que se ofenda por altavoces sonando y cánticos en el vestuario. “El respeto es una arma de doble filo, y el City recibió poco de esto por parte de Mourinho en la previa del partido. Esto solo pudo intensificar su euforia. (…) Mou debería preguntarse como de contenidos y respetuosos hubieran estado él y sus jugadores en el caso inverso, y más si Guardiola les hubiera atizado durante toda la semana previa”, concluye el mismo Kay.

El otro gran foco de crítica sobre el entrenador llegó por la actuación de su equipo. Pese a disponer un once con varios jugadores ofensivos (Lukaku, Rashford, Martial o Lingard), reclama insistente el entorno del club, la realidad es que Martial jugó gran parte del partido como refuerzo del lateral, y Lingard de los pivotes defensivos. Se habló mucho de las ausencias de Pogba, sancionado, y Fellaini, lesionado. Algo que, según la prensa inglesa, son excusas más que insuficientes para un club de tal envergadura. “Son el Manchester United, el mayor club del fútbol inglés. Su presupuesto en traspasos ha sido de 250 millones netos en cada temporada de Mourinho en el club. Una entidad de tal envergadura no puede depender de Pogba, y mucho menos de Fellaini” afirmó Barney Ronay en The Guardian. El pragmatismo de Mourinho podía ser obviado por la afición si llegaba a dar títulos, pero a día de hoy están más lejos que nunca del más deseado por la grada ‘red devil’.

En las ‘flash interviews’ posteriores al derbi de Manchester, Mourinho reconoció que “era posible” que la distancia que les separa con sus grandes rivales fuera insalvable. No le queda más que aguardar al error en Premier, y afrontar con máxima prioridad el resto de competiciones. El portugués pasa por su segunda temporada en el club, históricamente las más pletóricos de sus proyectos. Pero más que su año, los últimos días están siendo el purgatorio de Mou.