Entrevista | Tita Llorens Nadadora de aguas abiertas

“Cada día me repetía que me preparaba para nadar dos travesías en muy poco espacio de tiempo”

Después de haber conseguido cruzar a nado el Río de la Plata en el mes de septiembre, la nadadora de aguas abiertas Tita Llorens completó en febrero dos retos más, consiguiendo así la Triple Corona Sudamericana 

Tita Llorens, durante la travesía de Leme a Pontal en Brasil

Tita Llorens, durante la travesía de Leme a Pontal en Brasil / ©Siscu Pons

Tom Morgenstern

Hablar de Tita Llorens (Ciutadella, 1968) es hablar de retos mayúsculos. Esta menorquina de 55 años ha conseguido cruzar a nado, entre otros, el Canal de Menorca o el de Ibiza a Jávea, que cuenta con 100 km de distancia. Recientemente, se ha convertido en la primera europea en conseguir la Triple Corona Sudamericana, una aventura que implica cruzar el Río de la Plata (40 km), nadar de Leme a Pontal en Río de Janeiro (36 km), y de Puerto Blest a Villa Tacul en Bariloche (21 km). 

Hablamos en septiembre, después del cruce del Río de la Plata, y ya tenías en mente nadar en Brasil y Bariloche para conseguir la Triple Corona Sudamericana. ¿Cómo fue la preparación para estas dos travesías tan seguidas? 

El reto no era hacer una o la otra, sino hacer las dos en poco tiempo. La verdad es que tuve una semana entre una travesía y otra, pero podía ser que tuviera tres o cuatro días. Hice el mismo volumen que para el Río de la Plata, empezando por 30-35 kilómetros semanales y aumentando hasta los 54 kilómetros semanales. Sin embargo, la preparación para estas dos travesías ha sido más psicológica que física, porque ya llegaba con mucho volumen encima. Cada día me repetía que me preparaba para nadar dos travesías en muy poco espacio de tiempo, y hasta que no tuviera la segunda travesía terminada el reto no se había acabado. Ahí está ese trabajo mental, que es tan importante en los retos de larga distancia.  

¿Cómo fueron los cruces? ¿Qué destacarías de cada uno? 

Yo iba pensando que el de Bariloche sería más duro, pero al final fue al revés. No es que el de Brasil fuera duro, pero entré en el agua muy mal porque el jueves antes de viajar falleció un nadador uruguayo de 55 años intentando cruzar el Río de la Plata. Murió por un paro cardíaco a un kilómetro y medio de llegar, y yo me enteré justo cuando pasó... Así que me fui de aquí con muy poco descanso, me lo metí demasiado en la cabeza y no pude descansar bien, no pude dormir.  

Hacía pocos meses que habías realizado el mismo cruce. 

Sí, con el apoyo y la tranquilidad de estar en las manos expertas de Open Water Argentina, con Damian Blaum, Lucas Rivet y Fernando Ciaramella al frente. Pero este incidente, a pocos días de un reto, me creó un poco de ansiedad. Los días previos a una travesía es lo que suele pasar, que te planteas muchas cosas. Así que me metí en el agua con muy poco descanso. Además, me tiré justo al llegar, no hacía ni un día que estaba en Brasil, y justo antes de entrar me dijeron que habían visto muchas carabelas portuguesas por la zona, que había que ir con mucho cuidado.  

¡Demasiadas cosas a la vez! 

Me tiré a la una de la madrugada con la cabeza un poco descolocada, y con mucho sueño por la falta de descanso. Daba muchas brazadas por minuto y era un nado que no era el mío. El resultado fue que tardé catorce horas en vez de las doce, o menos, que tenía en mente. Fue una travesía un poco rara, de 36 km. Fue muy mental, porque me tiré al agua muy mal, pero me tiré, y lo hice como pude, no como me hubiese gustado. Y no la voy a repetir.  

¿Y la de Bariloche? 

Esa fue muy bien, tuve un día espectacular, aunque tuvimos que cambiar el recorrido por causa de los incendios que había en la zona. No hice el brazo Blest como estaba planificado, sino de Villa Campanario hasta Centro Cívico de Bariloche. En vez de ser 21 kilómetros fueron 18 km con un agua mucho más pesada, sin embargo, en esta prueba sí que me encontraba bien, ya se me había despejado la cabeza, y nadar en el lago me apetecía mucho.  

Dos travesías muy diferentes, entonces.  

En el lago estuvo superbién, con mucho sol y el agua entre 15ºC y 16ºC grados, una temperatura con la que puedo nadar fácil. En el mar, en Brasil, aparte de la carga mental, el agua estaba entre 26ºC y 28ºC grados, cosa que creo que también influye. Fueron dos retos completamente diferentes. Aparte de la cercanía de los dos cruces, uno no tuvo nada que ver con el otro. Uno agua salada y el otro dulce, uno agua caliente y el otro fría...  

En esta ocasión has conseguido varios récords: primera europea en conseguir la Triple Corona Sudamericana, la primera en hacerlo sin neopreno, y a tus 55 años, la mujer de más edad en lograrlo. ¿Cómo te hace sentir esto? 

Me siento muy bien, supercontenta. La verdad es que tiene mérito haber empezado a nadar a los 30 años y conseguir esto a los 55. Al final, esto es una pasión que yo llevo casi a niveles profesionales. Requiere mucho entrenamiento y mucha logística. Piensa que en 15 días cogimos ocho aviones y nadé dos travesías en dos países diferentes. 

¿Próximo reto? 

Iré a Zurich de nuevo. Es el tercer año que nado los 26 kilómetros del lago, aunque el primer año no pude nadar bien, y el segundo nos sacaron del agua a los cincuenta minutos por tormenta. También me gustaría mucho hacer del Lago Nahuel Huapi, el que no pude hacer en Bariloche. Y ya que estaré allí, quisiera aprovechar y bajar a Ushuaia y hacer el canal Beagle que, a pesar de que es corto y tiene entre 7 km y 10 kilómetros, sus aguas son muy frías, con temperaturas de entre 7ºC u 8ºC grados. Y finalmente, tengo un asunto pendiente desde hace años que es hacer el Estrecho de Gibraltar ida y vuelta.