Opinión

A Xavi le traiciona la falta de control emocional

Imagen de Xavi pensativo durante el entrenamiento en la Joan Gamper

Imagen de Xavi pensativo durante el entrenamiento en la Joan Gamper / Barbeito

Las derrotas inesperadas siempre traen consecuencias. La cuenta atrás de Xavi se ha acelerado tras la eliminación europea. Ahora parece irreversible. No hay argumentos para pedirle que continúe y el interesado tampoco está por la causa. Los culés estaban convencidos que si llegaban lejos en la Champions no sería difícil convencerle para que continuara. Era también la hipótesis que barajaba Laporta. La dolorosa eliminación obliga a un cambio de planes que abre un interrogante complicado de resolver. La solución más rápida, fácil y barata se llama Rafa Márquez aunque la gran duda es si se trata de la mejor alternativa. A partir de aquí, todas las opiniones son subjetivas y respetables.

Xavi se puso la soga al cuello el mes de enero cuando el equipo tocaba fondo perdiendo en casa con el Villareal. Fue una decisión inesperada que tuvo efectos positivos a nivel de resultados. Hasta que el PSG, con la colaboración del árbitro, desmontó las ilusiones y bajó al equipo de la nube. Ahora la posibilidad de conquistar un título es remota –esta noche se juegan un cartucho clave en el Bernabeu- lo que equivale a decir que se puede dar un paso atrás respecto a la pasada temporada cuando se levantaron dos copas.

A veces tenemos la sensación de que el Barça le ha pagado un Máster a Xavi como entrenador de élite. Hay detalles que revelan que ha pagado cara su inexperiencia. Le ha faltado control emocional, le han traicionado los nervios y las polémicas inútiles con la prensa. No puede ser que haya sido expulsado en tres partidos, como tampoco es normal que acumule nueve tarjetas amarillas, todas por protestar. Es un mal ejemplo de cara a sus jugadores máxime cuando sus ayudantes, Oscar Hernández, Sergio Alegre y José Ramón de la Fuente también han sido expulsados. Se produce un caso curioso, como jugador solo fue expulsado dos veces en 767 partidos con la camiseta blaugrana, como entrenador en 136 encuentros en el banquillo ha visto tres rojas.

Nadie puede discutir a Xavi su valentía y apoyo a los jóvenes. Como hombre de la casa sabe mejor que nadie los tesoros que produce La Masia y ha sacado dos diamantes en bruto de alto valor. Pero a veces le ha falta serenidad y reflexión. Cuando expulsaron a Araujo, Xavi rápidamente movió el banquillo cuando quizás lo más aconsejable era no hacer cambios, colocar a De Jong como central, bajar a Raphinha al centro del campo lo que hubiese permitido mantener a Yamal que era el mejor atacante. La salida de Iñigo Martinez poco solucionó y en contrapartida el ataque quedó cojo. Un staff técnico con mas experiencia hubiese aconsejado al entrenador no hacer cambios hasta el descanso para analizar con mejor perspectiva la situación.

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