Xavi y Laporta ganan con Dembélé

Dembélé, con el futuro aún en el aire

Dembélé, con el futuro aún en el aire

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Poco a poco se van desentrañando los misterios del complicado mercado barcelonista y parece que llegamos al desenlace del ‘caso Dembélé’, uno de los más intrincados que podamos recordar. Para empezar, que Dembélé siga quiere decir que se ha impuesto el criterio de Xavi, lo cual es positivo porque, en las circunstancias por las que atraviesa el club, se necesita el liderazgo de un profesional incuestionable.

Xavi lo es, a él se le dio la llave de la reconstrucción de la plantilla y él debe exigir que se le deje triunfar o morir con sus ideas. Xavi quería retener a Dembélé, es el que más, por no decir el único, que ha apostado por él.

Cree que es el mejor en su puesto y que no hay otro extremo tan desequilibrante como él. Todo lo que se le ha aguantado al francés y a su representante, amenazas, desplantes, presiones, se ha aguantado porque Xavi no ha querido romper la baraja. Eso sí, le impuso un ultimátum y todo parece indicar que ha ganado.

Aguantar y vencer

No es el único que gana. También gana Laporta y casi diría que todos los clubes. Al final, Dembélé habrá aceptado las condiciones del Barça, bajarse el salario y poner su contrato a un nivel razonable. Al final, Sissoko, el siniestro agente, o al menos así nos lo han pintado, no se llevará al bolsillo ninguna comisión extra.

Al final, el Barça ha ganado la batalla. Ha aguantado y ha vencido, tiene lo que quería y por lo que quería. Es bueno para los clubes, para todos, pues muestra el camino para acabar con la dictadura de los representantes. Lo tomas o lo dejas, es la única manera de que no te tomen el pelo.

A partir de ahí, hay que saber administrar esta victoria que, como todo en el fútbol, tiene sus riesgos y no es definitiva. Aquí hay un componente emocional que hace que a la afición le cueste asimilar este desenlace.

Como siempre, el balón dará y quitará razones. Si Dembélé despega, el único problema será que solo se le firmen dos años. Si todo sigue igual, las críticas serán muy duras. Es la ley del fútbol pero, mientras tanto, el Barça gana margen económico para fichar mejor. Y ahí es donde hay que pensarse muy bien lo de Raphinha, por ejemplo...