A vueltas con las vacas sagradas

Sergio Busquets, capitán del FC Barcelona

Sergio Busquets, capitán del FC Barcelona / Valentí Enrich

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Se respira en el ambiente barcelonista una tendencia general a quemar todo lo antiguo, a ver a los veteranos como un estorbo cuando un equipo viene de lo más alto y se desliza por la pendiente del declive. La afición suele percibirles como unas figuras aburguesadas por el poder y el dinero que han conquistado. Se les ve como un obstáculo para la renovación de un equipo, como tipos endiosados que se niegan a dejar paso y a abandonar privilegios y salarios millonarios, como secuestradores de la voluntad de entrenadores y presidentes. En el Barça son las vacas sagradas. Las ha habido en todas las épocas. Lo fueron Kubala y Cruyff. Y Luis Suárez hace tres años. Y hasta Messi estaba empezando a serlo. Ahora lo son Piqué, Alba y Busquets.

Seguirán jugando. Hasta aquí, la teoría. En la práctica, Xavi no tiene ninguna duda: los tres son indiscutibles. Tampoco Luis Enrique en la selección, ahí están Busquets y Alba y acaba de hacerle un guiño a Piqué con ese "soy todo oídos si quiere volver". No descarten ver a Piqué con casi 36 años en el Mundial. ¿Qué pasa, pues? ¿Xavi y Luis Enrique, los dos, son tontos, no tienen ni idea de fútbol y se achican ante ellos? En absoluto. Ocurre que no hay mejores en sus puestos. Ni en el Barça ni en el fútbol español. Otra cosa es en el extranjero, pero esta no es la ventanilla de Luis Enrique y, para desgracia de Xavi, la caja del Barça está vacía para acceder a ellos. No han sabido sustituirles a tiempo, vamos. Piqué, Alba y Busquets seguirán jugando en el Barça. Puede que los fichajes que vienen les creen competencia, pero lo tendrán difícil para sentarles. Puede que Alba lo tenga más duro si viene Marcos Alonso, pero Busquets, por ejemplo, es básico en el sistema. Si analizamos sin prejuicios su rendimiento, esta temporada no han sido los peores. Puede que el problema de las vacas sagradas sea la imagen que transmiten a la afición. Algunos pueden parecer altivos o distraídos en otras ocupaciones, puede que las redes sociales no les hagan ningún favor. Puede...

La clave: por rendimiento, no han sido los peores. Puede que su problema sea la imagen que dan a la afición.