Vivir en el caos

Xavi Hernández, en rueda de prensa

Xavi Hernández, en rueda de prensa / VALENTI ENRICH

Carme Barceló

Carme Barceló

A Nápoles la odias o la amas. Me censo en el segundo grupo, yo confieso. Intento que no pasen más de dos años sin volver a pisar calles poco conocidas por los turistas, bares preñados de seres que te atrapan de dudosa reputación, restaurantes con tan mala apariencia como extraordinaria calidad en sus guisos, locura automovilística y mucho peor si decides subirte a una moto con un conductor marca de la casa (sin leyes, empezando por la ausencia de casco), pasión por lo que está en el cielo y que allí parece mucho más cercano a todo lo terrenal, pleno de oraciones paganas, gritos y una sensación permanente de vivir al límite del bien pero, sobre todo, del mal.
A Nápoles la odias o la amas si parte de ti se abraza al caos, a la belleza y al amor desacomplejado por todo lo que te hace sentir que estás vivo. Aunque sea en la mala vida. Una locura permanente que, quien ésto firma, sería incapaz de digerir a diario pero que necesita ingerir cada cierto tiempo. Tanto el Barça como el Napoli parecen respirar el mismo aire. Lejos del orden, del control y del método, el equipo italiano estrena entrenador a veinticuatro horas de enfrentarse a los azulgrana.
Tercer técnico de la temporada, Calzona debuta esta noche en casa ante los de Xavi y cualquier lectura es posible. Como la ciudad. Como su ADN irrepetible. Como ese ir y venir poco ortodoxo que la caracteriza. ¿Es positivo para el FC Barcelona? Lo que está muy claro es que ésta es una oportunidad única para renacer en pleno caos. En el seno del equipo, las sensaciones son buenas pero nadie se atreve a verbalizarlas.
El Barça saldrá apostando por la veteranía de los que ya están curtidos en estas lides y con la juventud y desparpajo de los Lamine Yamal o Cubarsí a los que la mochila les pesa tan poco como el aire. Y más si saben que se mueven en un contexto de desorden. Son más culés que el escudo y la vida les ha regalado un debut temprano con toda la carga que ello comporta. Cuentan con el apoyo absoluto del barcelonismo y esa es la inyección que suman a la responsabilidad.
Si hoy está usted, lector, en la ciudad que rinde tributo permanente a Maradona, al fútbol, al mar, a lo sagrado y a lo profano, viva el momento. El que le regalarán antes del partido y el que disfrutará o sufrirá después. Agárrese a este sorteo que le ha deparado al Barça una oportunidad de oro para acceder a los cuartos de final de la Champions.
Agárrese a lo intangible y, aunque el equipo no va sobrado de pasión ni de líderes, imagínese que Gavi está en el césped, que Gundogan tiene su noche, que a Lewandowski le pica el curriculum, que Frenkie de Jong no piensa en la caja que van a hacer con su salida y que, aún cuando el escenario es altamente peligroso, vivir en el caos te es favorable. Dos campeones de Liga y de la Serie A venidos a menos se enfrentan esta noche. Que Dios nos coja confesados.