Una Argentina emocional con un solo argumento racional

Pavón y Messi podrían ser los protagonistas de Argentina, ante Francia

Pavón y Messi podrían ser los protagonistas de Argentina, ante Francia / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

En un artículo en The Guardian, Jorge Valdano escribía ayer que le gusta el fútbol “porque es lo contrario de la ciencia: contradictorio, primitivo y emocional”. No debe ser casualidad que un argentino como Valdano escriba esto en vísperas de uno de los partidos más dramáticos y trascendentes de la historia futbolística de Argentina, el que juega hoy contra Francia. Porque, efectivamente, la albiceleste vive instalada en un clima de efervescencia emocional, que es quizás su última carta, en ausencia de ningún plan futbolístico mínimamente reconocible. Hemos llegado a este punto decisivo a partir del cual los partidos se empujan más con el corazón que con el cerebro, puesto que a partir de ahora ya no queda margen de maniobra.

Llegamos a los octavos de final, puro fútbol en el que de ahí en adelante solo cabe la gloria o el drama, sin término medio. Lo cierto es que en ningún análisis previo casi no se puede encontrar ni un solo argumento por el que se explique que una Argentina sin rumbo puede ganar a la Francia de las superestrellas, con Griezmann a la cabeza. Bueno, sí, hay un solo argumento, y es el de siempre: se llama Leo Messi. La Argentina emocional solo tiene un argumento racional, que lleva el número 10 a la espalda. A partir de ahí, ya solo queda agarrarse a la épica. A Argentina le queda una última esperanza: se enfrenta a Francia, otra selección muy por debajo de lo esperado y que navega en medio de una mediocridad absoluta, a pesar de sus buenos resultados. Se ha criticado con razón a Sampaoli, a la deriva en medio de la nada, y en cambio ha pasado mucho más desapercibida la inconsistencia de Deschamps, un entrenador que hasta hoy ha sido incapaz de dejar una mínima huella en un combinado plagado de estrellas pero todavía sin cuajar. Es decir, estamos ante un partido surrealista, casi sin entrenadores, en el que se deja en manos de las estrellas el destino de dos superpotencias futbolísticas.

CRISTIANO, DE MESÍAS A ESTORBO. El mismo día que Messi se juega su destino, se lo juegan también Suárez y Cristiano. El delantero del Barça tiene poco que perder y mucho que ganar. El delantero del Madrid también tiene mucho que ganar pero a la vez mucho que perder. Una derrota de Portugal pondría el foco inmediatamente en su extraña situación en el Real Madrid, que cada vez de manera más indisimulada le abre la puerta para sacárselo de encima. La paradoja es que Cristiano es hoy el mesías de su selección y mañana puede ser un estorbo en su propio club. Paradojas del fútbol.