La última

Un sms para todos los culés

Lluís Mascaró

El móvil no deja de sonar. Hoy es el día oficial del sms. Las compañías telefónicas se forran el 31 de diciembre con los millones de mensajes que se envían deseando a amigos, familiares y conocidos un feliz año nuevo. No se trata de los ya habituales avisos del banco para que te acuerdes de pagar el recibo atrasado de la hipoteca (¡cómo si se me pudiera olvidar!) o de la tarjeta de crédito anunciándote que, precisamente, ya te has quedado sin crédito. Son, por una vez, mensajes con buen rollo. Y los hay de todo tipo y para todos los gustos. Desde el más tradicional y sucinto hasta el más elaborado e ingenioso, pasando por los típicos chistes que, a veces, incluso tienen gracia. Todos son bienvenidos porque, de una manera u otra, te hacen pensar que la gente se acuerda de ti, aunque sólo sea por el simple hecho de hacer un 'enviar a todos' desde la agenda de contactos del móvil.

El sms es la postal navideña de la era cibernética, el brindis virtual que no ocupa tiempo ni espacio. La manera más rápida y efectiva de despedir el año viejo, esperando que el nuevo sea mucho mejor. Salud, dinero, amor y, por supuesto, fútbol, son los componentes principales de todos estos millones de mensajes que tienen un denominador común: el deseo de transmitir un poquito de felicidad y solidaridad. Como la que existe entre todos los culés, que cada año aguzamos el ingenio para enviar nuestro particular mensaje en clave blaugrana. El otro día, por ejemplo, un amigo me escribió: 'FeSIS Nadal'. Una clara referencia a las seis copas conquistadas en el mágico 2009 por el equipo de Guardiola. Mi amigo y yo sabemos que será difícil que los barcelonistas podamos soñar con un año mejor, porque éste que hoy se acaba es irrepetible. Y debemos buscar, para el 2010, objetivos más concretos pero no menos ilusionantes. Como por ejemplo, ganar la final de la Champions en el Bernabéu. Significaría el clímax para cualquier culé: conquistar la Copa de Europa en casa del enemigo. Inenarrable...

Como decía la escritora rumana Herta Müller, ganadora del último Premio Nobel de Literatura, una gran felicidad es casi como una gran desgracia: no se alcanza a comprender lo que nos está pasando. Un sentimiento contradictorio que, seguramente, también tienen muchos barcelonistas después de haber gozado con la temporada perfecta. Que no nos sintamos tristes si este año no se ganan otra vez los seis títulos, porque eso es imposible. Hay que seguir disfrutando del buen juego del equipo y del orgullo que representa, en estos momentos, ser del Barça. Cuando se ha alcanzado la cima hay que buscar otras metas. Y valorar más la calidad que la cantidad. Ese es el sms que a mí me gustaría transmitir a todos los culés. Mi mensaje para el 2010: si se mantiene el compromiso continuarán los éxitos. Seguro...