Entre salud económica y competitividad deportiva anda el juego

Modric se lamenta

Modric se lamenta / Efe

Marc Menchén

Marc Menchén

El fútbol español aún no puede decir que ha salido de la enfermería económica, pero los datos revelados esta semana sí dejan entrever que ya se ha salido del oscuro túnel en el que lo sumió la pandemia. En un negocio cortoplacista, donde cada fin de semana es un examen y los aficionados sólo piensan en el presente, ha habido decisiones de LaLiga que en muchos lugares no se han querido entender. Es cierto que el control económico ha sido rígido y con pocas grietas por las que colar una mayor inversión de la que se podían permitir algunos, pero la foto finish pandémica avala esa posición.

Los clubes de LaLiga habrán cerrado el ciclo 2019-2022 con unas pérdidas acumuladas de 989,28 millones de euros, de los que 485 millones son exclusivamente atribuibles al FC Barcelona (49% del total), según datos extraídos de 2Playbook Intelligence. Sólo ha sido más contenida la Bundesliga, con 741 millones de agujero en un país en el que no hace falta fair play financiero y supervisión constante porque los propios clubes saben que no pueden gastar más de lo que ingresan. A partir de aquí, el drama: los equipos franceses han perdido 1.555 millones en la pandemia con una facturación mucho más modesta y toda su élite en números rojos, mientras que ingleses e italianos han perdido más de 1.000 millones, respectivamente, sólo en 2021-2022.

¿Qué quieren decir estos datos? Que el fútbol español sale del pozo de la pandemia con una mochila mucho menos pesada que el resto, algo que unido a los fondos de CVC y la recuperación del consumo deberían devolver la competitividad deportiva a los clubes, obligados a vender todo jugador que podían colocar para cuadrar las cuentas. Este verano y el siguiente es probable que esa necesidad se traslade a Italia y Francia, siendo una oportunidad de mercado para España. Veremos qué sucede en Reino Unido y cómo impacta la regulación financiera en la que se trabaja, pero si se replica el modelo UEFA también podría traducirse en una reducción de su capacidad inversora. En castellano: no tendrán tanta cartera para pagar cláusulas de rescisión sin problemas, y se espera que los clubes tengan más fortaleza para retener.

A veces olvidamos la grave crisis de la que venían los clubes antes de 2015 y el acelerado crecimiento que se ha dado en solo ocho años. Si los planes de negocio de los clubes se cumplen, el fútbol español volverá a facturar 5.000 millones de euros más pronto que tarde y con una menor dependencia de vender. Esa es la visión a medio y largo plazo, y asumamos que eso obliga a decisiones no siempre agradables en el hoy y ayer.

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