Y Repsol: ¿qué dice a todo esto de Honda?

Marc Márquez, en Silverstone

Marc Márquez, en Silverstone / Repsol Honda Team

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

La carrera de Austria de este fin de semana abre un periplo de tres citas muy importantes para el mundial de motociclismo de este año. Tres escenarios clásicos -Spielberg, Montmeló y Misano-; los tres en Europa y sirviendo como despedida del campeonato en el Viejo Continente hasta su desenlace al término del curso cuando haya transcurrido la gira asiática del certamen que sucederá a la prueba de San Marino.

Lo que pueda pasar en estas tres reuniones tiene una enorme trascendencia, no solo para la resolución de la presente temporada sino también para la siguiente. Qartararo ha dicho que sigue confiando en Yamaha… pero que no se dejará engañar con ningún nuevo PDF lleno de más promesas sin fundamento. Para él y para Márquez, la jornada de test en el Circuito Marco Simoncelli será determinante. Ese lunes 11 de septiembre adquiere una dimensión de importancia mucho más trascendente que el pack de carreras que abrimos ahora.

Para Fabio -y para Marc también- las sensaciones que les puedan transmitir las motos que les traigan desde Japón para ese día son fundamentales. Un “caixa, o faixa”, prácticamente. Mucho más que una simple jornada de pruebas. Algo que va más allá de la prueba del algodón: el momento de comprobar que tanto Yamaha como Honda han estado trabajando, de verdad, en mejorar sus motos, en ofrecer a sus escuderos las armas que necesitan (y merecen) para progresar en su rendimiento de los últimos tiempos.

Los dos esperan cambios importantes y sin más dilación. Ambos quieren continuar siendo fieles a las marcas con las que han sido campeones, y con las que quieren volver a serlo. Pero su paciencia también tiene un límite, y los milagros suelen escasear últimamente.

Márquez ha dicho por activa y por pasiva que quiere seguir, pero no de cualquier manera. Es decir, no cómo ahora. Sin embargo, aún nos falta conocer la opinión del tercer lado del triángulo MM93-HRC-Repsol. El apoyo de la petrolera, su confianza en la marca japonesa está fuera de toda duda. El vínculo de ambas compañías empezó en 1995, y todo indica que este fin de semana podríamos conocer su extensión más allá del final de la presente temporada: al menos hasta 2024, lo que nos daría una nueva pista de la voluntad de Márquez de cumplir su contrato vigente.

Pero a lo largo de esos casi 28 años lo que Repsol ha aportado a este matrimonio es mucho más que una demostración de confianza. Estamos hablando de mucho dinero. Y cuando digo mucho, es mucho. Muchísimo, vaya, para ser más exactos.

Y ni tan siquiera ahora, en esta fase en que la relación atraviesa sus horas más zozobrantes, hemos tenido conocimiento alguno de discrepancia (al menos públicamente), pese a que la compañía española tiene motivos para hacer algo más que arquear las cejas en una situación como la que atraviesa Honda.

Cupra

Cuentan que el presidente de la compañía nipona ha asegurado que “Honda no dejará jamás los Grandes Premios”. Ojalá que sea así. Pero no conocemos mejor aval a estas palabras que la renovación de la confianza de Repsol con ellos.

Aunque el mejor argumento, la mejor prueba de solidez para este vínculo debe llegar el 11 de septiembre en el test de MotoGP en Misano. Obras son amores, y no buenas razones, como dice el refrán.

Cuesta imaginarse a Repsol apoyando otra marca que no sea Honda, y mucho más ver a Marc luciendo un color que no sea el naranja (claro que KTM también lo lleva…)

Pero los que ya tenemos una edad -o dos- no olvidamos cómo terminó la primera etapa de Carlos Sainz con Toyota (1989-1992) tras sus dos títulos de campeón del mundo: desvinculándose de Repsol después de un nefasto y transitorio 1993 con Lancia. Y luego no volvió a ganar ningún mundial. ¿Pasará de nuevo lo mismo ahora con el de Cervera? Ojalá que no.