Puede ser el Mundial de Neymar

Neymar igualó a Romario en Viena

Neymar igualó a Romario en Viena / AFP

César L. Menotti

César L. Menotti

Dejando a un lado a Leo Messi, la única estrella capaz de dirigir por sí sola a una selección, vislumbro que el Mundial de Rusia puede ser el Mundial de Neymar. Se dan todas las circunstancias para que el delantero del PSG se confirme como la próxima figura mundial, teniendo en cuenta que Messi y Cristiano Ronaldo ya superan la treintena. 

Brasil llega a esta cita habiendo mostrado un muy buen momento de forma. Los brasileños vuelven a tener clara una idea de juego que refuerza el estilo que les ha caracterizado históricamente. Han recuperado su esencia y eso le va muy bien a un Neymar que goza de mayor apertura de campo jugando con su selección que en su equipo. Tite tiene muy claro su esquema: cuatro atrás, un mediocentro defensivo, un volante de trabajo y otro de creación y una referencia arriba. En este esquema, Neymar tiene total libertad de movimientos. Le favorece tener delanteros por delante y un creador como Coutinho a su lado. Su fútbol con Brasil se asemeja más al de Messi, cuando antes hacía más de Cristiano Ronaldo, únicamente de goleador.

Por lo que respecta a Messi, no podremos calibrar las posibilidades de Argentina hasta que no veamos cómo se va a armar su juego. Aunque ha pasado por crisis muy profundas, la albiceleste tiene jugadores muy competitivos y a Messi, pero hay que esperar, porque aún no la hemos visto. La última vez que jugó con un once que podría aproximarse al titular fue contra Italia. Después vino la debacle contra España y no la hemos vuelto a ver.

Al margen de Messi y Neymar no veo a otro futbolista que pueda erigirse en estrella de este Mundial. Ni siquiera Cristiano Ronaldo, que es eminentemente un goleador. Sin que los amistosos que hemos visto puedan certificar un análisis valorativo, sí se detecta que hay algunos equipos que reafirman su sentido colectivo y otros que tienen muchas individualidades pero no han alcanzado una idea definida de juego.

En el primer caso tenemos a España y Alemania, dos selecciones plagadas de futbolistas de primerísimo nivel pero que destacan por el colectivo. Ambas tienen un estilo muy definido desde hace mucho tiempo. España se sostiene con un fútbol de herencia, con muchos jugadores de buen trato al balón. Alemania juega igual desde que Klinsmann se hizo cargo del equipo y Löw ha persistido en la idea, siendo consecuente con una manera de jugar determinada que le ha dado sus frutos.

En el segundo caso encontramos selecciones como Bélgica, que reúne una buena constelación de grandes futbolistas, entre ellos un De Bruyne, que es un futbolista con capacidad para ser una de las estrellas del torneo, pero que no tiene definido su juego colectivo y aún tiene que demostrar de lo que es capaz en un torneo de estas características. Personalmente tengo el convencimiento de que en una cita como el Mundial no es fácil que haya sorpresas. Junto a Bélgica, hay selecciones con capacidad para disputar el título por la calidad de sus futbolistas. Es el caso de Francia. Pero esta cita es muchas veces cuestión de historia y ahí aparecen las selecciones de siempre: Alemania, 

España, Brasil o Italia.