La plantilla más cara del mundo, bajo sospecha

La decepción de Messi

La decepción de Messi / JAVI FERRÁNDIZ

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

La plantilla más cara del mundo es, ahora mismo, una plantilla bajo sospecha. La revolución que tenía que llevarse a cabo en el Barça el pasado verano, tras el naufragio ante el Bayern, se quedó a medias. Y ahora los resultados cosechados en las últimas semanas demuestran que la renovación debería haber sido mucho más profunda. Fue un error, derivado posiblemente de la crisis económica, no actuar con más contundencia. La realidad es que una tercera parte de los jugadores actuales no sirven. Así de sencillo. Estamos hablando de futbolistas que habrá que vender (o regalar) a final de temporada. Desde Neto a Braithwaite, pasando por Umtiti, Junior, Matheus, Pjanic y Coutinho. Otra mitad del vestuario genera dudas. Por su edad. Por su rendimiento. Por su salario. Son los casos de Sergiño Dest, Piqué, Jordi Alba, Sergi Roberto, Lenglet, Busquets, Riqui Puig, Griezmann y hasta Dembélé. De hecho, solo seis jugadores tienen el cartel de imprescindibles e intransferibles. Son el futuro. Las bases del nuevo proyecto: Ter Stegen, Araujo, De Jong, Pedri, Trincao y Ansu Fati. Sobre ellos debe edificarse el nuevo Barça. ¿Con o sin Messi? Ese es el gran interrogante. 

El crack argentino tiene cabida en cualquier equipo. Por supuesto. Debería ser el líder espiritual y futbolístico de la refundación de la plantilla. Pero solo si él quiere y se siente motivado para ello. El caso de Messi es tan especial que cualquier decisión que se tome (o tome él) sobre su futuro será cuestionada. Económicamente, su actual contrato se antoja insostenible. Tendrá que asumir, pues, una renovación a la baja. Deportivamente, continúa siendo el número 1 del mundo. Su regularidad y sus registros están ahí. Pero, a diferencia de lo que sucedía antes, ya no puede resolver los partidos por si solo. Necesita un equipo que le acompañe y le cobije. Que le haga más fuerte. Para que Messi pueda ofrecer su mejor versión. Y eso, evidentemente, ahora no lo tiene. ¿Lo tendrá la próxima temporada? Es el gran reto al que se enfrentará, a partir del próximo 7 de marzo, el nuevo presidente. Construir un nuevo Barça. Y convencer a Messi para que lo encabece...