Pedri & Gavi, clase y garra

Pedri, celebrando el 1-4 en Mestalla

Pedri, celebrando el 1-4 en Mestalla / EFE

Rubén Uría

Rubén Uría

A quien esto escribe, que le pagan por analizar y no por apasionarse, le parece que el Barça, cada día que pasa, juega mejor. El campo no sabe de polígrafos y la pelota no miente. Y por más que insistan las viudas frustradas de Koeman, el plan de Xavi sí está mejorando el "esto es lo que hay".

Poco a poco, paso a paso, partido a partido, porque reconstruir un equipo no es tan fácil como la sopa instantánea en casa de un soltero. Xavi, que no hace milagros, está sentando las bases. Su Barça tiene un mal presente, pero está dando los pasos correctos hacia un buen futuro.

Ahora se juega un buen fútbol, con un estilo reconocible, con una coherencia intrínseca a la naturaleza del club y como consecuencia de todo eso, están mejorando los resultados. Los falsos profetas volverán a la carga cuando asomen las derrotas. Miran, pero no ven. Mi sensación sigue siendo la misma desde hace demasiado tiempo.

El club perdió meses con Koeman. Se necesitaba otro impulso y Xavi se lo está proporcionando, Más allá de las odiosas pero necesarias comparaciones, el Barça sigue cogiendo velocidad de crucero. Sigue lejos de la versión que necesita para luchar por los títulos, pero está progresando. Ante el Nápoles tuvo fútbol de sobra y se quedó corto de contundencia.

Ante el Valencia, tuvo menos fútbol y el doble de pegada. Pero más allá del gol, del resultado y del estado de ánimo del hincha, está el veredicto del campo. Que insisto, no engaña. Dest completó un gran partido, Jordi Alba volvió a jugar de maravilla, Araujo fue un muro, Auba firmó dos buenos goles, Ter Stegen hizo un par de paradas de las de antes y Dembélé aportó su granito de arena.

Para todo lo demás, dos niños adelantados a su tiempo, que jugaban con Koeman y juegan con Xavi, porque al talento, cuando es universal, no hay que mirarle el DNI. Son Gavi y Pedri. El primero todavía no puede votar, ni sacarse el carné de conducir, ni entrar a discotecas. Ni falta que le hace. Lidera, rasca, roba, entrega, distribuye, conduce y tritura los partidos con un espíritu combativo tremendo.

El segundo enamora, dribla, amasa, finta, tiene un GPS en la cabeza y un talento puro que se manifiesta cuando toma decisiones, porque no se equivoca ni a palos. Pedri es poesía, Gavi es prosa. Gavi barre el campo con energía volcánica, personalidad arrolladora y ambición sin límites. Pedri es un diamante sin cortar, un niño prodigio y el manual del buen fútbol.

Gavi y Pedri, Pedri y Gavi. Dos niños, dos genios. Mago y soldado. Genio y combatiente. Clase y garra. Calidad y pelea. Belleza y batalla. El Barça les pertenece. La selección, también. Aquí no hay colores que valgan. Son patrimonio universal del fútbol. Y verles, es un lujo.