Los optimistas escriben la historia

Messi y Laporta, tras ganar la Copa del Rey

Messi y Laporta, tras ganar la Copa del Rey

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Laporta, como Guardiola antes de jugar en el Bernabéu el día del 2-6, dijo ante los medios que perder tiene consecuencias: "Se tiene que acabar esto de que si no se gana, no pasa nada". En su caso no se refería a un solo partido, sino a una línea general impuesta en el club desde su regreso. Si pierdes, pasan cosas. Esa forma de pensar nada tiene que ver con la situación económica. No hay un duro, pero la exigencia es la misma porque no puede ser de otra manera. Esto es el Barça. Lo que parece un discurso poco realista no puede serlo más porque la única manera de volver a ganar es desear volver a ganar y, sobre todo, es tener miedo a perder. También eso lo dijo un día Guardiola: "Sin el miedo a perder sería imposible seguir ganando, nos hace estar alerta".

No hay dinero, no habrá fichajes caros, el sistema está por definir, la estructura parece construida de forma desordenada y el Barça ha sido humillado tantas veces en Europa que viajar por el continente con la cabeza alta cuesta. El barcelonismo tiene dos opciones: quedarse tirado en el sofá comiendo helado de forma compulsiva y lamiéndose las heridas o acabar con el victimismo y, haya lo que haya, ir a por todas. La frustración solo llega cuando la apatía te impide darlo todo. No se trata de tener grandes expectativas, sino de exhibir amor propio. El orgullo es el combustible que alimenta la grandeza. En lugar de hablar de dinero, que para eso ya están las calculadoras sacando humo, hay que hacerlo de De Jong, de Pedri o de Araujo. También de Riqui Puig y de Ilaix. La transición son ellos y habrá que gestionarla con Messi, que siempre ayuda. El pesimismo cala hasta los huesos del Camp Nou, pero solo el optimismo escribe la historia de los vencedores