No nos roben a Ansu Fati

Ansu Fati, futbolista del FC Barcelona

Ansu Fati, futbolista del FC Barcelona / Javi Ferrandiz

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Ya tenemos la confirmación de que lo de Ansu Fati va en serio. Ya tenemos la confirmación de que este niño, que dentro de unos días cumplirá los 18 años, es decir, la edad de hacer lo que le dé la gana, va a marcar una época. Ya tenemos la prueba de que todos esos que (están en su derecho, ¡faltaría más!) piden cautela, prudencia, no correr demasiado con él, están en vías de extinción.

Ansu Fati ha llegado para quedarse, Ansu Fati ha llegado para marcar una época, Ansu Fati es la ilusión culé en mitad del regreso del coronavirus, Ansu Fati es el chico, ya no tan niño, que nos hará pensar en otras cosas que no sea la desgracia, la enfermedad, la miseria, los ERTE, el paro, los abuelitos enfermos.

La postura de Leo Messi, su marcha atrás (aunque su cerebro continúe odiando a Josep Maria Bartomeu y su peor frase sea “igual tuve que callarme como tantas otras veces” ¿cuántas?), demuestra que la era Ansu Fati, el Barça de Ansu Fati, está en marcha para no pararse. El que quiera, como Messi, que se suba, pero este tren ya está en velocidad de crucero y ojalá Ronald Koeman, que no hace otra cosa que coger el relevo del ‘Txingurri’ Valverde (Quique Setién se dejó intiminar por las ‘vacas sagradas’), mantenga su apuesta firme, segura y permanente en el equipo titular azulgrana.

No voy a pecar comparando a Ansu Fati con nadie, pero, seguro, fijo, que cuando Leo Messi debutó, con 16 años, ante el Oporto (2003), alguien gritó “no nos volvamos locos con este chico, dejémosle crecer”. Lo mismo ocurrió, fijo (no estaba allí, pero lo intuyo), cuando Cristiano Ronaldo rompió las puertas del Sporting de Lisboa a los 17 años y, en su primer año, jugó en el juvenil, filial y profesional a la vez. Ya no digamos cuando Kylian Mbappé debutó en el Mónaco, con 16 años, y, dos años más tarde, el PSG pagó 180 millones de euros por él.

O cuando ‘O Rei’ Pelé ganó su primero Mundial, con 17. O cuando Diego Armando Maradona se estrenó con Argentinos Júniors, a los 15 y, a los 17, ya era el Pichichi argentino. O cuando Ronaldo, con 16, admiró a la hinchada del Cruzeiro y, con 17, Carlos Alberto Parreira se lo llevó al Mundial de EE.UU. 1994. O cuando Valdano hizo debutar en el Madrid a Raúl (con 17 años) en Zaragoza...

No pienso ser tan irreverente, pero esa es la historia. Aún oigo las voces de muchos denunciando que Marc Márquez Alentá pisase el Mundial de motociclismo con 15-16 años y, ahora, 11 años después, tiene el mundo a sus pies como el más grande, como el niño que inventó otra manera de correr en moto. O cuando Rafa Nadal se creía que su tío Toni obraba milagros y un día le pidió que hiciese llover para que parasen un partido que estaba perdiendo y, de pronto, empezó a remontar y le exigió que hiciese que parase de caer agua “porque le puedo ganar”.

Estoy harto, de verdad, de oír que hay que ir con cuidado con Ansu Fati. Ya irá con cuidado el Barça, ya irá con cuidado Koeman, esperemos que vayan con cuidado las ‘vacas sagradas’ y le arropen como hicieron otros veteranos cuando ellos eran debutantes, ya lo mimará papá Bori Fati, que las ha pasado canutas y ahora celebra los goles de su hijo lanzándose a la piscina del chalet que se ha comprado merecidamente tras tanto sufrimiento.

Pero, al margen de esos cuidados, no nos lo oculten, no nos lo roben, no lo dosifiquen, Ansu Fati es un regalo casi divino como lo fue, como lo es, Leo Messi. Si quieren, cuando encontremos la vacuna del covid-19, denle unos días de descanso, pero hoy póngalo de titular en Balaídos y déjennos disfrutar, por favor.

“Ese niño sabe de dónde viene, lo que quiere, sabe lo que hace, sabe dónde está, sabe con quién se entrena, sabe lo dura que ha sido su vida y la de su familia, sabe lo mucho que le ha costado llegar hasta aquí, sabe cuidarse, ese niño merece le recompensa de disfrutar de todo lo que se ha ganado, como es jugar en el club de sus sueños, el Barça”, me dice Xavi Lucas, exfutbolista y uno de los psicólogos deportivos de mayor prestigio en España.

“Yo no digo que no haya que ir con cuidado, digo que, por la información que poseo, que es mucha y muy próxima, ese niño no ha dado aún síntoma alguno, ni físico, ni psíquico, ni ambiental, ni familiar, que provoque preocupación alguna”, me sigue contando Lucas. “Ansu Fati ha pasado con matrícula de honor todas las pruebas a las que le ha sometido el Barça y hasta la selección. Recuerdo a Luis Enrique, que de esto sabe bastante más que todos nosotros, decir ‘este Ansu parece que tenga 25 años y así lo trataré’, después de golear con España”.

En serio, disfrutemos de este prodigio.