Nos parecemos más a Mourinho de lo que nos gustaría

En los nueve capítulos de la serie 'All or nothing: Tottenham Hotspur' hay una intención clara de enfatizar el lado más seductor de Mourinho

Mourinho disfruta del Tottenham

Mourinho disfruta del Tottenham / EFE

Dídac Peyret

Dídac Peyret

"Dios tiene que pensar que soy un gran tipo. Solo tienes que mirar mi currículum”. Que tire la primera piedra el que no se haya visto sonriendo con alguna ocurrencia de Mourinho. Su gran atractivo es verle recrearse en lo inconveniente. Es como un sarpullido para los dignísimos de la corrección. Como aficionados, pasamos la mitad del tiempo moldeando ídolos con cualidades que hacemos nuestras, ¿hay algo más vanidoso? Y la otra mitad vaciando fobias en rivales y enemigos. 

Mourinho se sabe en ese segundo grupo. Pero también que muchas veces criticamos en los otros lo que más detestamos de nosotros mismos. Hay algo de reproche íntimo en nuestras críticas más airadas. Como cuando Cruyff acusaba a Laudrup de medir sus esfuerzos a la carta.

En el fondo lo que hace Mourinho todo el rato es decirnos que no somos tan diferentes a él, aunque nos guste sentir que formamos parte del otro lado de la historia. Y lo hace desde la provocación. Exagerando partes de sí mismo para crear un personaje. El villano perfecto en la lógica maniquea de buenos y malos. Mou ni pretende ser ejemplo de nada ni se esfuerza en disimular las miserias más humanas. Y eso asegura un buen producto de entretenimiento. 

Es lo que explota la serie ‘All or Nothing: Tottenham Hotspur’, que se puede ver en Amazon Prime, aunque con un matiz importante. El relato siempre juega a favor del portugués y refuerza esa sensación adulterada de puertas abiertas de este tipo de productos. Todo parece estar justificado aquí para crear camaradería en el vestuario y un equipo ganador.

Durante los nueve capítulos el personaje de Mou nos pone delante de un espejo que nos devuelve una imagen incómoda 

El Tottenham encaja como anillo al dedo con la narrativa clásica que tanto empodera a Mou: llegar a un sitio que necesita un salvador. The Special One. El portugués libra aquí dos luchas interesantes. La primera contra sus propios demonios. ¿Es un producto caducado?  “Fuck off”, suelta entre aspavientos cuando lo escucha en televisión en una de las escenas más desternillantes de la serie. Y la segunda hacer suyo un grupo de jugadores que le sacan de quicio por ser demasiado nobles.  

Durante los nueve capítulos hay una intención clara de enfatizar el lado más seductor de Mourinho y maquillar sus trapos sucios. Pero el personaje es tan goloso, y la trama del Tottenham tan movida, que el recorrido es absolutamente disfrutable. 

Sobre todo, por algunos momentos de intimidad que, en tiempos de bunkerización, es casi algo transgresor. 

“Tiene que haber algo malo en este equipo, porque he jugado muchas veces contra vosotros y nunca me habéis insultado”, tira Mourinho a las primeras de cambio.  “Durante noventa minutos no podéis ser buenos chicos, tenéis que ser una banda de bastardos inteligentes para ganar”.   

Ahí está la chicha de la serie; cuando podemos asistir a una reunión en el despacho del técnico con un jugador descontento. O cuando somos espectadores de una discusión dentro del vestuario entre dos jugadores, como Lloris y Son, que casi terminan a palos. Es entonces, pegados al televisor, enganchados a los momentos de mayor carnaza, cuando la pantalla nos devuelve un reflejo de nosotros mismos menos inmaculado del que vamos predicando a los cuatro vientos.

El chico que soñaba con ser Gianni Bugno (Contra)

La nostalgia es muy puñetera y tramposa. Siempre gana porque es mucho más fácil engañar el pasado que el presente. Lo hacemos todos: resulta mucho más gratificante construir un pasando donde fuimos especiales. Ese es el gran tema del libro ‘El chico que soñaba con ser Gianni Bugno’ (Contra), aunque se respire ciclismo en todas sus páginas.

El periodista Guillermo Ortiz ahonda en la crónica sentimental de su adolescencia en los años noventa con Bugno como protagonista. ¿Por qué Gianni? “¿Un  ganador te hace soñar? No, tío.  Tú sueñas con aquello que no sucede. Y lo que le pedías a Bugno era eso: haznos soñar y luego, ya si eso, te vendrá la pájara o la depresión”.