Mourinho, el fantasma escondido en el armario

Zinedine Zidane en rueda de prensa

Zinedine Zidane en rueda de prensa / sport.es

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

A día de hoy, Zinedine Zidane ya está convencido de  que iniciar una segunda etapa en el Real Madrid ha sido su mayor error como entrenador. Su mujer, que a la vez ejerce de ideólogo de la familia, piensa igual. Sus amigos le vez decepcionado y triste. Sus hijos tampoco le ven feliz. Se siente atado de pies y manos a una plantilla mediocre y poco competitiva que no tiene nada que ver con la que pidió a Florentino. Pero no le queda otro remedio que apechugar con una situación condenada al fracaso. Tirarse del tren en marcha, dimitir otra vez como hizo después de ganar su tercera Champions consecutiva, no lo contempla ya que sería tanto como asumir un fracaso personal. La otra vez, fue él quien se marchó como un campeón y el tiempo le dio la razón.

Zidane se ha dado cuenta que la fórmula de entrenamiento que aplicó la primera etapa, ahora no funciona. Ya no es cuestión de alinear a los mejores y dejarles jugar a su aire. Los mejores se han  hecho mayores y están en su declive. La marcha de Cristiano abrió un boquete en el Bernabéu que nadie ha sabido solucionar. Lo mismo que le puede suceder al Barça dentro de unos años si no sabe hacer una transición inteligente pensando en el día que falte Messi. La plantilla blanca que ganó tres Champions consecutivas con más fortuna que fútbol, ya no da para milagros. Encima hay un problema, Zidane no confía en los jóvenes, prefiere a los veteranos. No es un técnico amante de la formación y la cantera. Prefiere confiar en las vacas sagradas aunque les pesen los años.

En esta crónica de un entrenador en apuros hay que incidir en dos cuestiones en las que Florentino Pérez ha traicionado a Zidane. El único fichaje que pidió Zizou fue Pogba. Nunca estuvo cerca del Bernabéu, por coste y porque no es un jugador que no guste al presidente. En cambio le ficharon un poker de reservas, Jovic, Mendy, Rodrygo y Militao. Y para que no se quejara, contrataron a Hazard, que no lo había pedido. El otro tema que ha molestado al técnico francés es que no quería a Bale ni a James y ahora resulta que son titulares a la fuerza.

El divorcio entre Florentino y Zidane es un silencio a voces. El presidente intoxica a través de sus periodistas amigos, el técnico disimula aunque se le nota desencantado. Detrás de esta relación distante y fría, hay un fantasma escondido en el armario que espera paciente a que le llamen en plan de salvador. Cada semana habla con el “ser superior” y se deja querer consciente de que llegado un momento de crisis, es la alternativa. Mourinho está en la sala de espera. Hay varios jugadores de la actual plantilla que no le quieren ver ni en pintura, pero Florentino piensa que si necesita mano dura, el portugués es el hombre y no hace falta decir que por mucho que lo niegue, Mou volvería encantado.

Con este panorama por delante, a Zidane solo le puede salvar el marcador. De la misma manera que sabe que se ha metido en un callejón sin salida, Florentino se ha dado cuenta de que con la actual plantilla el actual entrenador no tiene futuro. La goleada de París hizo mucho daño en el orgullo de Florentino, lo paso fatal en el Parque de los Príncipes sentado al lado de Sarkozy viendo la impotencia de su equipo.